lunes, 25 de noviembre de 2013

LA CRUCIFIXIÓN SOCIAL



¿Ser social?, ¿Qué las personas somos seres sociales por naturaleza?
Cada vez creo más en el no.
¿Por qué?
Porque la falsedad, no puede, pues no tiene continuidad, ser elemento formativo primero en las personas. Es en la sociedad actual un el elemento constitutivo.
La relación entre los individuos forma la multitud en forma de sociedad y en ésta, la apariencia, falsedad y mentira son elementos conformantes, en una forma u otra de las colectividades.
Mi ira aumenta cuando oigo las falsedades, de forma gratuita y cotidiana aquí y allá.
Tenemos casi totalmente admitida a la mentira, como el invitado que se quedó, y ya no se fue, a dormir.
Es el virus que se contagia, es la enfermedad colectiva en la que todos estamos, pues unos la practican y otros la admitimos.
¿Qué nuestra naturaleza primera nos lleva como asunto inscrito en nuestros genes a mentir, disimular, liar y engañar?, no es el producto de un accidente social que se convirtió en una generalidad.
En el camino de lo falso nos sumergimos hasta que se convierte en la verdad de la realidad.
¿La política?, Mentiras
¿La publicidad? Engaños
¿Las relaciones sociales? Interesadas y falsas.
Sé del tono agrio de este escrito, pero hay que decir la verdad.
Es de listos esconder ciertas palabras, pero este amago se trasforma en una gran mentira. Buscada, estudiada, admirada y, cómo no, aceptada y admitida.
El miedo a la acción discordante produce que inevitablemente y en un futuro cercano a la conciencia de las cosas se adquiere, nos lleva a asumir la dinámica social, en la cual, la sinceridad es un mal hecho para moverte en ella.
Ahora la sinceridad es una enfermedad, es el pecado de los débiles, es la perdición de los buenos.
Ciegos por los trapos de creerse sus propios actos falsos e interesados, los dirigentes de los países siembran y riegan el campo de las mentiras.
Pero cuando me veo, me encuentro mintiendo con el disimulo y abandono.
Es complicado salir de la dinámica propia de la sociedad y ella acepta la mentira en la búsqueda de algunos méritos.
Nadie te dirá que sí, pero lo es.
Nadie dirá que existe, pero la practica.
Pocos la denuncian, pero es muy difícil aislarte de la dinámica que te envuelve.
El espectáculo se me aparece aburrido, injustificado y fuera de su propio control.
Las situaciones sociales están básicamente estereotipadas, sean de la clase o del asunto que fuesen.
El político en la oposición tiene y tendrá unas respuestas, críticas y usos ya establecidos y seguidos por todos, así como y también el presidente del gobierno.
¡Abramos los ojos y veamos la gran pantomima que nos marcan y nos dan los políticos!
Tienes unas pautas de funcionamiento totalmente ya estipuladas y se mezclan y pasean moviéndose dentro de ellas.
Las críticas que oía que éste le hacía cuando estaba el otro, son las que ese otro la hace a éste, ahora que ya no está.
Es decir, que no salen del circulo que los atrapa en el poder y sus formas y maneras sin poder, aquí, ni querer, en ningún lado, salir de este.
Pero y además, estas maneras inflexibles con las que tenemos clasificados a los elementos públicos según sean nuestros principios o valores, son, también, mentira, ante la incapacidad de juzgar sin el filo de la navaja de la obligación moral.
¡Qué se olviden los políticos de las circunstancias que le rodean, que no acepten ningún papel ya dado y que busquen, desde la libertad, la mejora!. Pero no, sé que no. El que sea el presidente siempre actuará igual y más aun el que esté en la oposición. Calcados en movimientos y con similares conclusiones ante la inversión delos papeles.
Me turbia la vista ver algunos debates de estas personas.
Y para incrementar más el problema, está nuestra ignorancia, al ayudar a la creación de mundos inexistentes, hablando de ideología y/o valores. La mentira de la ideología encastada en tiempos pasados.
La capacidad de juicio se vé atascada en los lodos de las ideologías.
Debido a nuestras cargas morales que condicionan todo aquello que nos rodea aceptamos, sin tapujos, movimientos sinsentido ni efecto frugal.
Y me di cuenta que las críticas que le hicieron a éste, este presidente, eran las mismas que ya se le hacían al otro y que los seguidores del otro ven, con franqueza, los mismos defectos, en el actual, que aquellos le encontraban en aquel que era.
Ni para adelante ni para atrás.
Es la repetición, es la rutina, es mi aburrimiento de ver y escuchar siempre lo mismo. La falsedad y mentira son dos formas que se dan y admiten como el uso normal, pues nuestra capacidad de asombro ante ésta, es mínima.
Vivimos en un mundo absolutamente repetitivo y totalmente estereotipado.

Es la crucifixión del acto social.  

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