viernes, 29 de noviembre de 2013

EL VIAJE CON ULISES



-  Pero, ¿qué objetivo tienes en el viaje?, ¿algo te traerás ?  ¿ algún sitio buscaras?  ¿qué  tratas de conseguir?
Ulises dejó de mirar el mar en su distancia y giró con calma su cabeza . Tenía unos ojos azules, bonitos como el mar en donde vivía.
-  Andrés por qué tienes tanta prisa en volver con algo y no disfrutar del viaje?
- Señor salió Usted de Atenas para llegar a algún sitio en concreto ¿no?
- No, mi objetivo era recorrer todos los rincones de este mar y conocer todos los secretos que lo conforman.
- ¿Sólo el viaje?
- Sí, casi siempre nos olvidamos de que estamos recorriendo caminos y ésto es lo importante. No tengamos prisa por llegar.
El barco   salió al amanecer y dejó muy pronto el mar del Peloponeso  diriguiéndose hacia las torres con las  que Hercules sujetaba al cielo, allá en el estrecho donde en mundo se acaba. Sentado detrás de la rueda del timón, afilaba su espada ancha mientras  miraba los brillos y chispas que salían de la doble hoja. Pausadamente, se levantó y fue hacia Andrés que estaba mirando el rompe olas desde la popa del barco.
- Debes de saber que mi viaje en este barco es  mi vida. Es el viaje. La vida es un viaje, mi joven amigo. Olvídate de donde salimos y a donde vamos piensa que sólo tenemos el camino. Aun que sea una Odisea, un viaje lleno de emociones, dificultades, amores, engaños, y triunfos, sólo tenemos uno y solo, en el recorrido con tu barco por los avatares del mar de los caprichos de los dioses.
Andrés  suspiraba y se preguntaba si la vida era lo inmediato, el recorrido, las emociones, el disfrute pleno en la gran tragicomedia sin ningún tipo  de inteligibilidad explicativa y formativa. Al verlo pensativo y un tanto absorbido y dudoso, grito Ulises
- Soltar la vela mayor pues sopla el viento de la vida dispuesto a llevarnos a cualquier lugar. Salí, cuando nací en Atenas, viviré el camino y moriré cuando regrese allá de donde partir.
Se alejó despacio de mi lado. Alto, fuerte, muy vivo y mucho poder en sus palabras y sus ojos.
Y yo desde la distancia de la ignorancia y viajando como aprendiz de marinero me quedé con la lectura y el mensaje de nuestra conversación  diciéndome a mi mismo que vivir es buscar, recorrer, caminar, aprender, amar  y demás, pues esto nomás que un único viaje es.

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