Sólo tienen y hay una, que será ir a las ediciones ultrabaratas, rápidas, fáciles.
El libro impreso es demasiado caro desde la comparación en el asunto de comprar, en otros formatos.
Pequeñas casi libretas impresas de forma modesta, sin diferentes portadas y cubrimientos.
Material barato, impresión fácil, facilidad de uso.
Los libros, si quieren tener salida, deben dejar de ser un artículo de lujo con elementos artísticos y reducirse a la validez del contenido.
Libros que no tengan una encuadernación gruesa, pesada.
Libros que apenas utilicen el color en el efecto impreso.
Que no sean jamás un elemento decorativo decorado al barroco. Caro y recargado.
Una herramienta de aprendizaje y divertimento.
Que no sean jamás un elemento decorativo decorado al barroco. Caro y recargado.
Una herramienta de aprendizaje y divertimento.
Ésta puede ser, y yo entiendo que así es, la única salida para que los ciudadanos compremos libros.
Te paseas por las diferentes bibliotecas o centros comerciales y en vez de encontrarte pequeñas joyas por el contenido, te encuentras grandes tesoros formados por la encuadernación grande, brillante, en colores y caros, muy caros.
Válgame Dios y para mi pena, hay que abaratar los precios de coste a partir de un cambio en la concepción del objeto de uso.
Son caros.
Lo que podría resultar un hecho básicamente instintivo de empatía con un titulo o contenido, se convierte en una triste y desafortunada historia de amor, cuando te dicen lo que vale.
Se doblaría el consumo de libros que posiblemente equilibraría, para las ganancias, el precio en su puesta en venta.
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