miércoles, 9 de julio de 2014

CAFÉ. EL TRABAJO EN LA ORGANIZACIÓN DE LAS NOTICIAS.



Abrumado por el ruido de la calle y aturdido por todas las impresiones sensibles de la ciudad, aterrizaba con su avión de las preocupaciones en el mismo sitio de la barra que dejó ayer.
Esperaba a Pedro.
Los problemas eran de éste y no suyos.
Al ser un café metropolitano, no pudo hacerlo, pero si hubiera sido en una vieja cantina en el antiguo oeste americano, habría abierto las dos puertas con un fuerte empujón y con el revolver en las manos.
Sin paliativos ni palabras, se sentó a su lado.
Pedro estaba harto de trabajar en la editorial, ordenando letras y palabras antes de las diferentes impresiones, libros, folletines o periódicos y quería ejercer de aquello en lo que estaba preparado, es decir no ordenar las noticias sino escribirlas.
- Mañana, se lo digo, y en 15 días, tú y yo, ya sólo a comer, a beber o a reírnos a mi casa, o a la la tuya y los fines de semana. Acharé de menos este bar. Dejo el trabajo.
Ya lo sabía Andrés, ya lo habían hablado.
- Pedro, te voy a decir la solución.
Mirándose estaba en el espejo frontal y giró rápidamente su cabeza al oír estas palabras.
-El asunto está en que la acción que tengas como trabajo, no perturbe tu estado de humor.
- ¿Cómo?, ¿qué me dices, Andrés?
- Si tuvieses que tomar unas decisiones importantes cada hora, cuyo resultado fuera el perder o ganar dinero y el hacer posible daño a alguna persona, esto actuaría sobre tu estado anímico. Te levantaste feliz y te acuestas nervioso y estresado.
- Bueno, amigo, pero ya sabes lo que cobramos los que sólo contamos y dividimos palabras y lo que cobran todos los componentes de la junta directiva.
- Sí, lo sé, y pienso que no compensa. Encuentro más interesante, levantarte feliz, contar, feliz, letras y palabras y acostarme más tarde también feliz y tranquilo, que cenar dos veces por semana en el restaurante más lujoso de la ciudad, colgado del telefoneo, esperando una sólo que posible e importante llamada.
- Sabes, me empiezas a convencer, Andrés.
- Si fueras a picar piedra 12 horas, difícilmente podrías ser feliz, pero en un trabajo medio alto o bajo, mas importante es como estés que lo que hagas o ganes.
Mientras le contaba esto, pensaba Andrés, que si sus conclusiones eran catalizadas por sus circunstancias.
- Entonces, me dices- dijo Pedro, que queda en un segundo nivel lo que hagas frente a lo feliz que seas.
- Si tienes capacidad para imponerte a los estereotipos sociales, si no buscas una realización profesional como sentido de tu vida, si buscas esta realización en otros asuntos y ganas dinero suficiente que llevar a tu casa y te encuentras en un trabajo que no altera tu estado de ánimo y te permite estar algo cómodo y tranquilo haciéndolo, pese a su modestia ¡Qué mejor!, un tercio de nuestra vida estamos trabajando.
- Andrés, estoy de acuerdo contigo, pero tenemos atado el cuello a la cuerda del consumismo y creemos que se nos romperá la médula espinal al abrirse la trampa en el caso del no-compras-innecesarias y trabajo poco-ambicioso-económicamente.


 - Sí, amigo, de eso mismo te hablaba.

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