Cualquier sistema de relación
social-económica humana, en su correcto funcionamiento, es posible y
bueno.
El problema estriba en estar construido
con variables matemáticas sin ninguna libertad de variabilidad.
Esto en las personas no es así y
destruye la aparente funcionalidad y equilibrio de los diferentes
sistemas.
Sea cual sea el sistema se producen
barbaries y abusos desde la acumulación de poder en unos o
deshumanización y empobrecimiento generalizado en otros.
Si los elementos compositivos de estas
acciones, sistemas, actúan incorrectamente evitando estos casos,
aparece la necesidad de montar más esquemas e instrucciones de
funcionamiento para la corrección de lo ya detectado.
Esto se amontona y el fin resolutivo no
se alcanza. Se parchea.
La solución debe de ser drástica e
intuitiva y con esto se llega con Amor.
En cualquier tipo de reflexión que
trate de ser racional y deductiva esta palabra es un sustantivo
desacorde con el tono que tomó el autor.
Está despreciada por su imposibilidad
de la imposición en las estructuras generales al no tener una
explicación específica, unos elementos cuantitativos aplicables,
una realidad operativa.
Ser filántropo, y amar a las personas, no debe porqué salirse de una acción puramente
antropológica y social.
No se hace necesariamente teología,
cuando se habla de amor.
Y esto que se enseñe, que se incluya
como fin y fundamento de la educación primaria la sociabilidad,
cariño y amor con los demás, y pasaría a ser un elemento
constructivo y formador de la realidad social.
Está es una realidad buscada y
propuesta.
Me canso de escuchar tonterías
justificativas de unos modos de operar que siempre y jamás,
alcanzaran ningún nivel de equilibrio.
Explicaciones idas y venidas ante las
mismas acciones pero en diferentes momentos.
El sentido de la construcción social
debe de ser inverso a los propuestos, que planifican unas estructuras
generalizadas a los cuales los ciudadanos de una forma correcta o
incorrecta se insertan en ellas.
El crecimiento y funcionamiento de un
esquema social, debía de estar formado y concluido con un
fundamento personal en el cual estribara la posibilidad y viabilidad
de éste.
Las personas somos esencialmente
individuos creados, aprendidos y educados en la sociedad allí donde vivas.
Tus modos íntimos de acción, allí se
forma tu concepción de ellos.
Y esto se aprende.
Las personas no debemos de pertenecer a
aquellos sistemas en los que vivimos inmersos.
Debemos de imponer por encima de ellos,
una moralidad aprendida.
No hablo de adoctrinamiento, sino de la
capacidad de elegir.
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