Sí, sí, aquellos que se sientan con
fuerzas y motivos que se suban al caballo de la mejora, cambio y
revolución.
Aquellos que vivan en su carne, en su
corazón o en ambos lugares la injusticia de este mundo, que se
calcen su mejor zapato, para andar, sin miedo a las cuestas, hacia el
cambio.
Los que estáis preparados, ¡actuar!
Los que queráis luchar ¡hacerlo por todos!, pero con corrección, es decir, fuera de la atractiva,
fulgurante, hermosa pasión y dentro de la eficaz, lenta y aburrida
razón.
Necesitamos un cambio de estructuras,
de fines, de principios, de modos, de formas, de objetivos, de
funcionamiento, de estructuras de poder, de medios de elección y
otros muchos aspectos que necesitan de su cambio máximo para el
funcionamiento optimo de la humanidad. Existe, como realidad no
alcanzada pues tiene una cabida de realización sin duda. No es una
ilusión de futuro.
¡Revolución, si!, ¡máximo
cambio!,¡despuntadla y hacer caer todos las estructuras que
sostienen y permiten el funcionamiento del sistema!, ¡luchemos y
acabemos con el control al que estamos sometidos!
Sí, sí, sí.
Pero hagamos las cosas bien y no
pensemos que hacer la revolución con visas a obtener algún
resultado, es hacer justo lo contrario que la sociedad actual y
despreciandola aplicando elementos que separan y aíslan a aquellos
que quieren el cambio de los que lo quieren, pero no tienen tiempo,
lugar o posibilidad de hacerlo.
Nada se consigue desde la distancia.
Nada se consiguiente con la violencia
o agresividad.
El cambio total exige la comprensión
colectiva a través de los hechos culturales.
El pueblo no debe de pasar a ser un
elemento impersonal que obedece, sino un factor de acción formado
por individualidades que piensan y deciden.
Preparación, preparación.
“- Debemos de buscar un fin máximo
al cual enfocar todas nuestras acciones. Es el bien colectivo y
buscándolo actuaremos. Es la idea principal, es el bien, del cual
participan todos los elementos correctos – dijo Platón aquella
tarde bajo las escaleras del pórtico en la ya curtida ágora de
Atenas.
Y rascándose la perilla como hacia
cada vez que pensaba, le dijo Kant
- No entres amigo, en Ideologías, es
decir en fines que se evaporan en el tiempo y que por su abstracción
impiden una aplicación. Vayamos al único funcionamiento objetivo y
real, y éste, son las formas.”
Esto es, no podemos actuar de una
manera ideológica desde la distancia y con la protesta crónica y
patológica inserta en el corazón, hay que cambiarlo todo desde
dentro y de manera planificada e inteligente..
¿Y esto qué significa?
Significa no tomar supermercados, no
invadir de cortijos, pues ambas acciones forman parte de la
ilegalidad sin ninguna intención constructiva o creativa. Un hecho
irresoluto que no provoca más que el desprecio que la mayoría desde
la distancia.
No significa vestir de la manera más
desacorde y con máxima dejadez, mostrando nuestro desacuerdo con la
realidad actual, pues la diferencia estética tan profunda, produce
el rechazo, hasta en aquellos que también quieran el cambio pero
están absorbidos por unas formas estéticas.
No desde la acción en la calle, el
griterío, la violencia en las protestas, la insumisión colectiva,
pues esto provoca el rechazo para aquellos que también quieren el
cambio, pero necesitan algo de tranquilidad para ir a casa y al
trabajo.
¡Todos queremos el cambio!, pero
también llegar a casa dentro de la injusta, pero actual realidad.
Abrir los ojos y sabed que la
trasformación de cualquier elemento sólo se puede hacer desde
dentro del sistema y aquí, como relámpago, surgen una serie de
condiciones formales para poder realizar este cambio.
El contenido es propio de cada uno,
sitio y lugar. Las maneras y las formas, son extensivas también a
todos los sitios y lugares.
Y ellas, comienzan con la preparación
de aquellos que deben de dirigir nuestro cambio y revolución. Deben
de ser los mejores en aquellos campos que marquen el funcionamiento
de esta sociedad para producir este ansiado cambio.
No renunciemos al uso y seguimiento de
la ley y funcionamiento estructural de nuestra realidad, si
cambiemoslo una vez estemos dentro.
Desde la lejanía no hay posibilidad
de actuación.
No hagamos manifestaciones callejeras
contra el tribunal superior de justicia, sino que aquellos que
queramos los cambios tengamos una preparación como para entrar en
este y trasformarlo.
¡Actuar ya!, ¡se necesita!, pero con
corrección buscando alguna posibilidad de éxito.
Si quieres llegar a donde te escuchan
para conseguir que todos aquellos, que son muchos, que siguen
disconformes con esta realidad, ten una preparación estética
correcta. La persona más indicada para los cambios, puede no ser
aceptada por sus modos y vestimenta. Os parezca bien o mal, todos,
unos y otros, estamos sometidos por usos y costumbres, que
condicionan inexorablemente tu actuación. Habrá, dime que no y
equivócate, motivos estéticos que arrastrarán tu comportamiento,
elección y opinión.
¿Entonces?, preparación,
preparación, pues el cambio debe de ser realizado desde dentro y
para ello necesitas cultura y conocimientos. Si quieres hacerte oír
respecto al mal funcionamiento del organismo judicial o político,
debes de conocer las herramientas, dentro de los propios mecanismos
formadores, para maquinar un cambio posible y llevadero.
Todo aquel que quiera el cambio de
este fango al que estamos metidos, de este último rincón de las
cloacas, de esta sierra en la cual unos tocan las estrellas y otros
apenas salen de la cueva, debe de tener unos medios y formas
adecuados.
Preparación jurídica, social y
económica.
Trasformación paulatina con vistas al
cambio total.
No podemos caer el el pozo del engaño
creyendo lo como camino hacia la salida.
El camino es largo y el cambio
paulatino.
Aspiremos al máximo, pero hagamos el
movimiento razonarlo en la posibilidad, el los caminos realizables.
Cuando lo vi, pensé que no hacían
mas que darle armas a los que realizaban aquello contra lo que
protestaban. Mi pena fue entender que se pensaran que con la invasión
de casas opulentas iban a conseguir algo mas que la caracterización
cómica y burlesca de estos individuos. Las formas y maneras son una
perdición.
Hay que superar las pasiones, para los
caballos y actuar con cautela.
Las revoluciones no deben de ser
frutos de años sino de decenas de estos.
No deben de ser fruto de un acto
violento, sino de cien paulativos.
La violencia en la revolución implica
un pueblo pasional, irracional, borreguil y despersonalizado.
No quiero la ideología que embellece,
engaña y estropea toda correcta intención, abogo por el trabajo y
el planteamiento de pasos constructivos prácticos, pragmáticos y
reales.
El fin está claro y aquel no no sepa
cual debe de ser el estado al que debemos enfocar todos nuestros
esfuerzos colectivos, no tiene la capacidad para hacer nada a nivel
social.
Todos sabemos cual es el estado
correcto en nuestras relaciones sociales y lo que tenemos en la
actualidad no es.
Hagamos el cambio, pero no onírico como huida
de una realidad ahogante. Busquémosle pies y cabeza al producto del
cambio.
No hablemos de utopías irrealizables
en el mismo momento.
Hablemos del pesado camino que nos
lleva a ellas.
De los lentos pero reales caminos.
La revolución sin preparación no
vale para nada.
Que sean los mejores quienes obtengan
el poder y lo cambien desde a este desde su propio atril.
Tus estudios, tus practicas, tus
idiomas, tu experiencia, tu cultura en general es, sin duda, la mejor
arma a utilizar.
¡Que no estropeen la reivindicación
general y el cambio total, con actos reivindicativos ridículos y que
no provocan nomás que la risa e indiferencia.
Cambiarlo, que podéis, pero hacer de
manera correcta, que es con preparación, planificación y paciencia,
mucha.
El cambio no debe de ser impulsivo,
sino racional y duradero.
Sin estabilidad, no hay mas que una
pequeña inflexión en la nada.