miércoles, 23 de abril de 2014

FILOSOFA A RAS DE TIERRA. REVOLUCIÓN RADICAL Y RACIONAL



Sí, sí, aquellos que se sientan con fuerzas y motivos que se suban al caballo de la mejora, cambio y revolución.
Aquellos que vivan en su carne, en su corazón o en ambos lugares la injusticia de este mundo, que se calcen su mejor zapato, para andar, sin miedo a las cuestas, hacia el cambio.
Los que estáis preparados, ¡actuar!
Los que queráis luchar ¡hacerlo por todos!, pero con corrección, es decir, fuera de la atractiva, fulgurante, hermosa pasión y dentro de la eficaz, lenta y aburrida razón.
Necesitamos un cambio de estructuras, de fines, de principios, de modos, de formas, de objetivos, de funcionamiento, de estructuras de poder, de medios de elección y otros muchos aspectos que necesitan de su cambio máximo para el funcionamiento optimo de la humanidad. Existe, como realidad no alcanzada pues tiene una cabida de realización sin duda. No es una ilusión de futuro.
¡Revolución, si!, ¡máximo cambio!,¡despuntadla y hacer caer todos las estructuras que sostienen y permiten el funcionamiento del sistema!, ¡luchemos y acabemos con el control al que estamos sometidos!
Sí, sí, sí.
Pero hagamos las cosas bien y no pensemos que hacer la revolución con visas a obtener algún resultado, es   hacer justo lo contrario que la sociedad actual y despreciandola aplicando elementos que separan y aíslan a aquellos que quieren el cambio de los que lo quieren, pero no tienen tiempo, lugar o posibilidad de hacerlo.
Nada se consigue desde la distancia.
Nada se consiguiente con la violencia o agresividad.
El cambio total exige la comprensión colectiva a través de los hechos culturales.
El pueblo no debe de pasar a ser un elemento impersonal que obedece, sino un factor de acción formado por individualidades que piensan y deciden.
Preparación, preparación.
“- Debemos de buscar un fin máximo al cual enfocar todas nuestras acciones. Es el bien colectivo y buscándolo actuaremos. Es la idea principal, es el bien, del cual participan todos los elementos correctos – dijo Platón aquella tarde bajo las escaleras del pórtico en la ya curtida ágora de Atenas.
Y rascándose la perilla como hacia cada vez que pensaba, le dijo Kant
- No entres amigo, en Ideologías, es decir en fines que se evaporan en el tiempo y que por su abstracción impiden una aplicación. Vayamos al único funcionamiento objetivo y real, y éste, son las formas.”
Esto es, no podemos actuar de una manera ideológica desde la distancia y con la protesta crónica y patológica inserta en el corazón, hay que cambiarlo todo desde dentro y de manera planificada e inteligente..
¿Y esto qué significa?
Significa no tomar supermercados, no invadir de cortijos, pues ambas acciones forman parte de la ilegalidad sin ninguna intención constructiva o creativa. Un hecho irresoluto que no provoca más que el desprecio que la mayoría desde la distancia.
No significa vestir de la manera más desacorde y con máxima dejadez, mostrando nuestro desacuerdo con la realidad actual, pues la diferencia estética tan profunda, produce el rechazo, hasta en aquellos que también quieran el cambio pero están absorbidos por unas formas estéticas.
No desde la acción en la calle, el griterío, la violencia en las protestas, la insumisión colectiva, pues esto provoca el rechazo para aquellos que también quieren el cambio, pero necesitan algo de tranquilidad para ir a casa y al trabajo.
¡Todos queremos el cambio!, pero también llegar a casa dentro de la injusta, pero actual realidad.
Abrir los ojos y sabed que la trasformación de cualquier elemento sólo se puede hacer desde dentro del sistema y aquí, como relámpago, surgen una serie de condiciones formales para poder realizar este cambio.
El contenido es propio de cada uno, sitio y lugar. Las maneras y las formas, son extensivas también a todos los sitios y lugares.
Y ellas, comienzan con la preparación de aquellos que deben de dirigir nuestro cambio y revolución. Deben de ser los mejores en aquellos campos que marquen el funcionamiento de esta sociedad para producir este ansiado cambio.
No renunciemos al uso y seguimiento de la ley y funcionamiento estructural de nuestra realidad, si cambiemoslo una vez estemos dentro.
Desde la lejanía no hay posibilidad de actuación.
No hagamos manifestaciones callejeras contra el tribunal superior de justicia, sino que aquellos que queramos los cambios tengamos una preparación como para entrar en este y trasformarlo.
¡Actuar ya!, ¡se necesita!, pero con corrección buscando alguna posibilidad de éxito.
Si quieres llegar a donde te escuchan para conseguir que todos aquellos, que son muchos, que siguen disconformes con esta realidad, ten una preparación estética correcta. La persona más indicada para los cambios, puede no ser aceptada por sus modos y vestimenta. Os parezca bien o mal, todos, unos y otros, estamos sometidos por usos y costumbres, que condicionan inexorablemente tu actuación. Habrá, dime que no y equivócate, motivos estéticos que arrastrarán tu comportamiento, elección y opinión.
¿Entonces?, preparación, preparación, pues el cambio debe de ser realizado desde dentro y para ello necesitas cultura y conocimientos. Si quieres hacerte oír respecto al mal funcionamiento del organismo judicial o político, debes de conocer las herramientas, dentro de los propios mecanismos formadores, para maquinar un cambio posible y llevadero.
Todo aquel que quiera el cambio de este fango al que estamos metidos, de este último rincón de las cloacas, de esta sierra en la cual unos tocan las estrellas y otros apenas salen de la cueva, debe de tener unos medios y formas adecuados.
Preparación jurídica, social y económica.
Trasformación paulatina con vistas al cambio total.
No podemos caer el el pozo del engaño creyendo lo como camino hacia la salida.
El camino es largo y el cambio paulatino.
Aspiremos al máximo, pero hagamos el movimiento razonarlo en la posibilidad, el los caminos realizables.
Cuando lo vi, pensé que no hacían mas que darle armas a los que realizaban aquello contra lo que protestaban. Mi pena fue entender que se pensaran que con la invasión de casas opulentas iban a conseguir algo mas que la caracterización cómica y burlesca de estos individuos. Las formas y maneras son una perdición.
Hay que superar las pasiones, para los caballos y actuar con cautela.
Las revoluciones no deben de ser frutos de años sino de decenas de estos.
No deben de ser fruto de un acto violento, sino de cien paulativos.
La violencia en la revolución implica un pueblo pasional, irracional, borreguil y despersonalizado.
No quiero la ideología que embellece, engaña y estropea toda correcta intención, abogo por el trabajo y el planteamiento de pasos constructivos prácticos, pragmáticos y reales.
El fin está claro y aquel no no sepa cual debe de ser el estado al que debemos enfocar todos nuestros esfuerzos colectivos, no tiene la capacidad para hacer nada a nivel social.
Todos sabemos cual es el estado correcto en nuestras relaciones sociales y lo que tenemos en la actualidad no es.
Hagamos el cambio, pero no onírico como huida de una realidad ahogante. Busquémosle pies y cabeza al producto del cambio.
No hablemos de utopías irrealizables en el mismo momento.
Hablemos del pesado camino que nos lleva a ellas.
De los lentos pero reales caminos.
La revolución sin preparación no vale para nada.
Que sean los mejores quienes obtengan el poder y lo cambien desde a este desde su propio atril.
Tus estudios, tus practicas, tus idiomas, tu experiencia, tu cultura en general es, sin duda, la mejor arma a utilizar.
¡Que no estropeen la reivindicación general y el cambio total, con actos reivindicativos ridículos y que no provocan nomás que la risa e indiferencia.
Cambiarlo, que podéis, pero hacer de manera correcta, que es con preparación, planificación y paciencia, mucha.
El cambio no debe de ser impulsivo, sino racional y duradero.
Sin estabilidad, no hay mas que una pequeña inflexión en la nada.

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