martes, 29 de abril de 2014

PEQUEÑA REFLEXIÓN. EL PODER Y LA MUERTE DE LA INOCENCIA



La dependencia a ultranza de lo conseguido es manifiesta y repetitiva.
La pureza de las intenciones y acciones, se pierden cuando entran en el juego del poder.
La toma de decisiones en circunstancias determinadas colapsan tus intenciones y se auto proclaman con resolutivas en el sistema.
Valga el momento en el cual a una persona con un corazón inmenso y bien intencionado sea corrompido por el propio poder.
Éste toma forma, atrapa al que lo tiene y le hace actuar como parte integrante.
No hay persona que no llegue a comprender las acciones que antes de subir despreciaba.
Desde lo alto se entiende lo que antes no se podía.
¿Por un mayor acto de comprensión?
No, por tratar en aquellos niveles de poder, como normalidades, asuntos y cosas que no lo son.
Dejan de sufrir y de avergonzarse por hechos que antes no lo fueron pero que ahora si, secundarios.
No caben tantas imágenes de dirigentes diferentes y en muchos lugares que perdieron toda la confianza en sus actos al realizar acciones que desde arriba, ahora, consideran necesarias cuando antes de su escalada, las condenaba, sin tapujos ni concesiones.
El mundo no cambia, pero la perspectiva de la persona sí.
La persona corrompida por el poder, comienza a ver como una acción necesaria aquellas que despreciaba en tiempos anteriores.
La repetición, reiteración y acuso de las circunstancias, hacen que esta pierdan toda navaja en su capacidad de actuación.
Se acostumbran a vivir a ciertos niveles del pensamientos e inquietudes.
El trabajar por las generalidades es necesario, pero que la rutina y repetición no provoque el olvido de los individuos.
La normalidad de los hechos incorrectos con visas a alcanzar motivos más grandes produce una deformación total de los valores y principios del que sustenta el mando.
Deja de ser aquella persona con principios y valores propios y cae en las garras del sistema y movimiento generalizado.
Cuando queremos darnos cuenta hemos perdido la personalidad.
Son los juegos del poder.
Para entrar en su funcionamiento, acaban cambiando y traicionándose.

El poder rompe la pureza en los pensamientos.

No hay comentarios: