Caminando concentrados en la
conversación, los dos amigos recorrían las verdes laderas de la
casa de campo del mayor, Andrés.
Pedro iba a verle con frecuencia, por
su amistad y por la cercanía de sus casas.
Enrroscábanse en conversaciones
inacabables.
Subíanse por las temáticas más
alejadas.
Oraban sin complejos, reían sin
tapujos y sobretodo disfrutaban de los conocimientos propios de cada
uno y compartidos por los dos
- Perdido en la imposibilidad de la
incomprensión está aquel que no concibe la vida como un corto
trayecto – le dijo Andrés, la suma de las dificultades de la
transcendental convierten este camino en el infierno de lo
irresoluto. la búsqueda de lo que no es, se reflejará, la no
existencia, como el baile con tu sombra.
- Andrés, todos no opinan como tú y
buscamos una razón donde esconder nuestras inquietudes. Una
explicación que me haga encontrar un sentido dentro de un mar de
banalidades.
- No, no, no hablemos de nuevo sobre
las inquietudes y dudas que nos sacan de la prontitud de la vida y
nos llevan hacia construcciones fantasmagóricas, eternas y
trascendentes, no, ahí está el error.
- Andrés ¿tú no ves necesidad ni
razón de ser de tus hechos y de los de todos?, ¿no entiendes que
tengamos una dinámica con sentido?, ¿no piensas en una mayor
comprensión de nuestra esencia?
- No, Pedro, amigo, no. Hay dos tipos
de personas que no aciertan ni quieren pensar en términos
trascendentales. Unos son los que su cabeza e inquietudes no le
llevan más allá de calcular e inquietarse por el dinero del tabaco
y hay otros, y aquí interesémosnos, que son conscientes del angulo
irresoluto de la vida y no pretenden estar toda su vida buscando el
final que no existe.
- Andrés, estarás de acuerdo conmigo
a que eso no es más, sino, que una posición vital y nada resolutiva
ni deductiva. El vivir mejor sin explicaciones, no significa que no
las halla.
Siguieron caminando hasta bajar a la
posada de la vera del camino. Apenas tres habitaciones, pero sí,
unos potajes y cafés magníficos.
Hoy eran sólo los cafés.
Pedro era, pocos, pero algunos años
más mayor que Andrés pero sus pensamientos se debían más
diferencia. Él, sí que había encontrado algún resquicio de
explicación vital en las doctrinas de los grandes pensadores y las
escondidas lecturas de los demás. Tendía a pensar, desde el atril
del conocimiento, que la vida, cobraba un sentido en éste.
Andrés algo mas joven pero bastante
más innovador en el pensamiento, hasta el punto de llegar a
renunciar, en secreto eso si, a todo lo que había estudiado. En
secreto y con Pedro, que Andrés sabia que podía corregirlo.
- Pero, Pedro -continuo Andrés, ¿de
que te vale encontrarle un gran valor de continuidad a los principios
formadores de la vida si no es más que un corto viaje en el que no
llevas en la maleta sino los posibles envases para la felicidad?,
¿hasta que punto te lleva esa explicación de lo que no sabes si
está?
- Y yo te digo Andrés ¿cómo se vive
el sinsentido?, ¿qué hago?, ¿qué haces?
- ¡ahyyy!, ¡Ahyy!, el vicio de las
explicaciones como único medio de comprensión. Mira amigo, la vida
no se disfruta sólo cuando se comprendiera. La vida es el camino que
vale recorrer por si mismo sin necesidad de más justificante. El
placer lo encontramos en solo cursarla y recorrerla.
- Bueno, me hablas de una totalidad que
no tiene por qué ser así, es decir, si tú, que has conocido las
explicaciones trascendentales, no te llenan y buscas la realización
en la inmanencia es, y que no se te olvide, una posición vital y
trascendente, yo no puedo huir de mis vicios y uno de ellos es la
filosofía deductiva. Tú asunto intuitivo, es también un acto
racional y podemos teorizar sobre éste.
La charla continuó bastante tiempo
más y ninguno encontraba un punto desde el cual acercar sus
posiciones.
- La angustia de la incomprensión
agota las fuerzas de cuestionar y la vida irresoluta te lleva a las
más excéntricas e inútiles explicaciones, - le dijo Andrés
- Pero la vida sin sentido ni vocación
de tal, te arrima a la locura, la esquizofrenia y el esperpento, - le
corrigió Pedro
- Al fin y al cabo, Andrés, lo cojamos
por donde te plazca, ambas dos posiciones son fruto de un
razonamiento y posición existencial y trascendental. La búsqueda de
lo necesario es a la postre la búsqueda de la verdad.
Ellos eran conscientes de la fusión
que se producía entre sus pensamientos, en muy diferentes temáticas
y en más distantes y distintas posiciones, cuando se entrelazaba una
conversación afable entre los dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario