No perdamos el tiempo tratando de ir a donde no es posible ni mantenible.
Tenéis que convenceros que más fácil, y no más real, es ser receptivo de las desgracias, que ser positivo.
He de aseguraros que aun sean cuales fueren los niveles de estado anímico en la sociedad cual fuere, es más sencillo enfilar a los ciudadanos hacia una visión negativa de los asuntos que una constructiva y óptima.
Hacer la lectura de este asunto en las discordias políticas en los diferentes países.
Es el error de lo fácil.
Es la debilidad de dejarse llevar por los improperios de la vida.
El negativismo es apatía y cansancio.
La falta de esperanza radica en un tanto por ciento grande, en falta de interés por la solución.
El ser una persona positiva es condición inapelable para evolucionar a nivel social de una manera optima.
La mejoría implica trabajo y convicción, mientras que el desasosiego y tristeza, te trae cansancio y dejadez.
Es fácil acusar a las circunstancias de mi propia inactividad.
Los problemas se escapan del alcance de nuestras manos y sólo nos queda esperar a su resolución. Falso.
La esperanza y el positivismo, son dos ingredientes necesarios y formadores de cualquier entidad social.
Es una enfermedad crónica vivida por algunos afortunados, el ser positivo por naturaleza.
Toda otra postura, y ojo, convierte a la vida en una perdida de tiempo.
Acabar aludiendo y alegando que la esperanza en la mejora y la lucha por ella es un ingrediente fundamental en la construcción del futuro allá donde sea y con el nivel que se escoja.
la mente se hace creativo con ser positivo y obtusa y menguante si estás atrapado entre las garras del negativismo.
Abogo por una postura vital fundamental y necesaria.
Debía de ser un motivo de educación es articular el sentimiento de siempre posible mejora de cualquier situación.
No hay elección.
Esto es lo que hay.
Y es de tontos y bobos buscar un camino que no existe.
Es decir, un camino de la ilusión puesta desde fuera.
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