Os lo anuncio para aquellos que no lo
tengas claro.
Os lo digo por si alguien duda de lo
que piensa.
Se piensa que todos somos consciente
de todo esto pero nadie lo dice, nadie lo manifiesta y nadie hace
nada por evitarlo, aunque sea aquellos que imponen el problema los
que impiden su resolución.
Las grandes compañías con poder
económico para hacer publicidad, van a romper en todas sus
dimensiones estos tres elementos constitutivos de culturas y
religiones.
La temática es repetitiva y
constitutiva, pero da la sensación de nuestra inconsciencia hacia un
hecho innegable.
Las fiestas Navideñas han pasado a
dejar de tener otro sentido mayoritario más que el marcado por las
grandes compañías hacia la compra como mudus operanti y, lo cual
tenía que estar penado legalmente, mediante la utilización, manejo,
conducción, engaño, adiestramiento y deformación de la debilidad
propia y constitutiva de los niños pequeños.
Y ahora sigo con esto, pero como cuña
también decir que se produce un mal momento para los adultos, una
indigestión, ¿por qué?, ¿por abusar de la carne seca?, no, por la
tremenda carga mental que supone la compra de todas los objetos
pedidos y deseados por los niños tras el adiestramiento subliminar
que estos reciben.
Le quitan toda naturalidad y
satisfacción a los regalos que reciben pues siempre habría querido
algo más ante la saturación de deseos que las mal intencionadas y
maquiavélicas grandes compañías les dan, los toman y los
conquistan.
En España, el ejemplo más evidente
que yo encuentro es el de Papa Noel.
Bueno soy un hombre de mediana edad
(42) y provengo de una familia de clase media bien acomodada que
jamas tuvo un regalo de P.N. ¿Y cuando empezó?, bien, abramos los
ojos, aquel día que aquel empresario, que su baba se desliza por
entre sus dientes en cuanto ve la posibilidad de dinero, decidió
enajenar al pueblo haciéndole ver la necesidad y alegría de
introducir otro motivo de regalo. Este vampiro, supo como llevar a
cabo el proceso y aquel estaba en atacar al los niños, induciendoles
para que le pidieran juguetes a sus padres. Este empresario,
goteandole ya las babas y cayéndole por entre las ranuras de la
boca, vio como los padres nos sentíamos con el compromiso de
satisfacer a “nuestra preciosa princesita” o “al fortachón
vaquerito” (valgame dios que yo, regateando cualquier explicación
minimamente realista les he dicho que los renos no cabían por la
puerta)
Es el ejemplo más claro de la
manipulación social por los grandes concentraciones monetarias.
¿La solución?
¡Clarísima!
Moderemos todos nuestras compras,
apaguemos la televisión en estas fechas y respetando las culturas
nórdicas y apuntalando la nuestra regalar en los reyes.
Si alguna persona de hace, digamos y
sólo digamos, dos cientos años, levantara la cabeza y mirara, no es
que estuviera de acuerdo con esta forma de navidades, sino que jamás
la asociaría con la navidad que el conociera.
Hablando con algunos sobre algunos
temas, la competencia eléctrica, los intereses ofrecidos por los
bancos y etc, parecen no darse cuenta de la gran confabulación que
realizan entre ellos para obtener, no robar, pero sí obtener los
máximos beneficios disimulando una competencia inexistente.
Pues lo mismo con los regalos.
Las grandes fortunas o acumulaciones
monetarias manejan el funcionamiento de la vida y desarrollo social.
No soy un apologista, ni idealista o
dogmático sin sentido. Pienso más como Hume que como Rousseau, pero
no seamos inocentes y démosnos cuenta y denunciemos la constante
manipulación a la que estamos sometidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario