Y caminábamos juntos de la mano,
bajando por la pequeña costa que deslizante trascurre al ladito del
pequeño río, cuando Petra se giró bruscamente y me lo preguntó.
- ¿Por qué lo hiciste, Andrés?
Tanto mis pies como mi corazón se
pararon. La claridad de mis ojos y los objetos que tenía delante se
confundían con la nubosidad que escampaba mi pensamiento.
- ¿Y tú cómo lo sabes?
La contestación me era difícil de
encontrar pero la curiosidad por ver, cómo Petra, a la mujer que
tanto quería, habíase hecho con aquella información. No la quería
mezclar en aquellos asuntos que no sólo distanciabanos si se
supiesen, sino que además podrían ser peligrosos para ella.
- Andrés, llevamos ya varios años
juntos y aún hay ciertas cosas que yo desconoco de tu vida. Este
asunto no es un hecho descriptivo más de tu persona, sino un asunto
definitorio de ella y me creo con derecho a saberlo.
- Pero Petra, ¿será necesario que te
dé explicaciones de aquello que ya pasó?, ¿es que el presente de
nuestra relación necesita sujetar a un pasado ya acabado?
Llegamos a el pequeño laguito a donde
desembocaba el río, caprichoso, juguetón, limpio, cristalino y lleno
de vida. Yo me senté en la verde vera y Petra entre mis piernas.
- ¿Tampoco me vas a decir el por qué
del hecho?
- ¿Para qué?, fue un asunto
puramente personal. Si sacamos los acontecimientos de nuestra
realidad se deforman, pierden consistencia y se convierten en un
sinsentido en manos de los otros.
- Bueno, ya que veo que no quieres, yo
te diré el por qué. El por qué alude simplemente a la verdad y a
la relación sin escondites, ni cuevas negras de la información.
Al decir esto, se giró totalmente
hacia mi persona. Era realmente hermosa. Sus ojos negros como el
betún y sus labios de manzana, a pocos centímetros, eran realmente
bonitos, atractivos y atrayentes.
- Petra, ¿para qué mezclar la
felicidad con la verdad?, ¿te interesa mucho la verdad?, ¿quieres
buscar la razón de ser de todo hecho y acontecimiento?, ¿es que
tanto nos cuesta vivir el momento?
Se levantó de entre mis rodillas y
avanzó, quizás unos metros para coger alguna piedrecita y tirarla
hacia el lago. Lo hizo tres o cuatro veces y cada una de ellas,
volteaba su cabello, negro también, de un hombro al otro. A lo lejos
pasó un pequeño barco de vela que nos tuvo a los dos absortos
momentaneamente.
- ¿Ha sido tu hermana quien te lo ha
contado?
- No, ella no. Te sorprenderías mil
si te lo dijese quién lo hizo.
Mientras apoyaba mis codos el la
tierra y me tumbaba sobre ellos, mis ojos se quedaron detenidos sobre
las tranquilas aguas, pensando, asombrado por donde me vendría la
sorpresa. ¿Donde empieza mi vida y acaba la del otro o donde empieza
la del otro y acaba mi vida?. ¿Fue Antonio, Alfonso o Juan?, tres de
mis mejores amigos y alguien había contado algo que yo no quería
que se supiese?, si uno de los tres.
- Espero que al menos sólo te hayan
esbozado en un intento de hacer realidad lo que ellos nunca podrán contar como si lo fuera.
- Andrés, no creo que sea bueno
salirte tanto del camino marcado por todos ¿te crees con capacidad
para encontrar el camino tú solo?
- ¡ah!, ¿que tú crees que llevamos
el bueno?
Se calló, avanzó hacia mi, apoyo sus
manos en mis rodillas y comenzó a tararear una canción mientras
atrapaba mis manos, las estiraba, me levantaba y haciéndome gestos,
me arrastro con amor y de la cintura, hasta la orilla del lago.
- Sabes, Petra, yo te digo que aquello
no tiene ningún peso en mi conciencia ni será motivo de nada en le
futuro, así que dejemos que el tiempo se lleve todas las hojas del
pasado y que el agua arrastre hasta el mar del olvido todo aquello
que no nos valdrá allá, en el futuro.
- Se giró. Nos abrazamos. Nos besamos
y continuamos. ¿Por qué salir del engaño?, la vida, sueño es y
así quiero vivirla.
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