martes, 3 de diciembre de 2013

EL ENGAÑO DE LOS SISTEMAS



Ningún sistema, absolutamente ningún sistema funciona sin una predisposición y honradez de los componentes.
Es inútil tratar de construir un sistema de funcionamiento a sabiendas que los elementos formadores no actúan según las reglas del juego e intereses propios, del sistema en su totalidad, en cada momento.
Parece ser que la totalidad no se da cuenta que sin educación no habrá predisposición y sin ésta, es inútil todo sistema.
Sea o fuere del cualquier color, han sido las malformaciones propias de la mala utilización o mala utilización de los movimientos propios de las construcciones sociales y económicas, lo que ha hecho que estas malfunciones.
No habría ninguna problemática en que viviésemos todos en un sistema comunista, aceptando la distribución justa del poder y buscando el beneficio colectivo de todos empezando por tu compañero de clase.
Es totalmente viable el puro capitalismo si entendemos la competitividad como un elemento de progresión y no de juicio y apartamiento y vemos, al mismo compañero de clase como una persona a la hay que ayudar.
La educación es la piedra angular de la convivencia social.
Tirad a la basura cualquier construcción si no pasa por el filtro de la predisposición y capacidad por parte de las personas para vivir en una sociedad justa.
Tengo una fe ciega en la capacidad de las personas para vivir en un mundo justo y en el que no haya hambre, ni guerra, ni sufrimiento, pero ¿qué estructura nos permitirá esto?, ninguna.
Repito hasta que me muera, ya sea por edad o cansancio de repetirlo, sólo la educación salvara al mundo y además sola ella, nos basta.
La música romántica me hace huir del mundanismo del sistema inhumano que trata de personas sino de elementos componentes del constructo.
Si a un niño se le trasmiten unas valores de respeto y solidaridad se avanzaría más que con todos los millones de aquella moneda que ponía en marcha aquel banco central en este país.
¿Nacemos buenos?
Aquí os diré que no lo sé.
Pero si no lo fuera, la educación y trasmisión de valores, actos e intenciones si que normalizarían y harían avanzar al mundo en manos de los que no estuviésemos estropeados como personas.
Quizás confundamos el nacimiento de la bondad con la posesión de la inocencia.
Sea como fuere, no es, ni será nunca, la elección del motivo de unión la que hará posible una correcta convivencia social mas que una correcta educación.
¡No es difícil ver esto!
¡Donde está la cegez de aquellos que no la quieren ver¡
¡Salid de las antiguas prisiones y no tengáis miedo a caminar hacia adelante!

No es ser un soñador empedernido sino un rabioso ciudadano que ve la realidad en desarrollo.

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