Podemos tratar de hablar de nosotros mismos desde la tranquilidad de
la razón o podemos lanzarnos a las reflexiones desde la pasión de
nuestro espíritu.
Podemos movernos bajo los vientos cálidos y suaves de los trópicos
reflexionando ordenadamente o pelear con los vientos y aguas gélidas
de los polos que vienen directamente del corazón.
Y ¡Cual es lo bueno! O ¿alguna es mala?
Es difícil la decisión puesto que hablamos de las personas, del ser
humano, que puede, trata y debe de crear un mundo racional donde
ubicarse, sabe y tenemos que saber que nuestra felicidad está algo
más allá, llegando incluso a una realización intuitiva e
irracional.
Irracional no quiere decir absurda, dañina, degradante, sino que se
sale del orden lógico en el camino hacia nuestra realización.
El raciocinio puro y duro me empuja hacia la cueva del aburrimiento.
Los escritos en los que no veo a quien está detrás de ellos, se me
caen de las manos pues me resultan insulsos.
Orden para relacionarnos a nivel colectivo donde no puedes imponer
tus condiciones a la totalidad de los que te rodean, pero libertad y
tolerancia en cuanto a nuestra propia realización, donde voy a meter
a la lógica del raciocinio sólo hasta donde yo considere necesario.
Quizás el estudio de todos aquellos que han razonado lo máximo, me
haya llevado al disfrute de la operatividad que siguen pero me ha
alejado, sin duda, de la búsqueda de respuestas en ellos.
Tenemos la mala costumbre de realizar asociaciones incorrectas.
Ligamos a la pasión con el desorden y al orden con la razón y
formalidad.
- ¡No!, salid del engaño, una y otra no son dos términos que se
excluyen el otro del uno.
Es la locura del pensamiento, pero no por su modo de operar, sino por
los diferentes lugares hasta donde nos lleva.
Y aquel continuó preguntándome y comentando
- Amigo, somos por naturaleza los únicos seres racionales, es decir
con capacidad de ordenar y organizar la totalidad bajo unos límites
y fronteras lógicos, y esto es lo que nos define, forma y
constituye.
- ! quien te dijo que no¡, lo que te puntualizo es aquello que
quieres ordenar y a lo que tu ves como elemento ordenable. Yo llego
hasta lugares en donde tu orden y razón no caben – le dijo con
soltura.
Lo que entendemos como equilibrio en algunos aspectos formadores de
nuestra vida y realidad, no deben de ser así.
Nos cuesta aceptar la sin razón que se da en algunas oportunidades
como elemento formados del mundo y de nosotros.
Hay que buscar una vida feliz y plena pero ¿por qué ha de ser así
necesariamente por su existencia?
Tenemos el vicio y la costumbre de estimar unas condiciones propias
de la vida que no tienen por qué cumplir.
Los tontos se mezclan entre la mezquindad de los tumultos y nunca
siente la necesidad de preguntar, los temerosos nos escondemos detrás
de un Dios o de ideas abstractas que jamas tocaremos y sólo los
valientes actúan sin miedo y con valor, absolutamente conscientes de
la finitud e intensidad de sus vidas. No son toros embolados ciegos
por las llamas como aquellos que ríen ya sin motivo, son leones que
disfrutan paseando, ruguen, buscando, preguntando y peleando por la
larga vida llena de arboles de ramas horizontales
Es nuestra necesidad del orden en el sinsentido de la razón.
La buscamos, la queremos, nos es útil, pero dejar la cabida a
ninguna duda, las personas vamos y queremos ir más allá.
¿El placer vulgar, banal, barato, hueco?, ¡pardiez!, no, el
hedonismo bien razonado.
El orden se escapa del alma inquieta.
El cansancio y el abuso del pensamiento y el raciocinio, te lleva,
como paradoja a su abandono y a la búsqueda del placer del
sinsentido.
Desde el hotel de la tranquilidad ya veremos donde se quedan estas palabras.
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