domingo, 22 de marzo de 2015

EL RESULTADO DEL ANÁLISIS

   - No tenéis idea lo que nos espera - murmuraba entre los dientes, mientras  los de la esquina, estos que ya no lo estaban, pero venían a menudo al bar de la facultad, se reían, abiertamente de su aspecto introvertido, poco formal, descuidado y siempre, siempre con la nariz pegada al libro. - Nunca pensé que llegaría a estos resultados en mis investigaciones -seguía  hablando bajo para él- que los estudios probabiliisticos del comportamiento humano, según las directrices que consideramos como normalidad, daban como resultado la inevitable destrucción mutua, sea como fuese. Asustado llevaba los resultados en la  carpeta, pensando en los ellos en si, y después que hacer con estos. La suma de las cantidades probabilísticas infinitas mediante derivadas máximas daban una serie de ciclos, en todos los campos de la vida humana, totalmente predecibles  y estudiables. En la actualidad, los ciclos se habían potenciado en su velocidad y indicando y aplicando estos resultados con una validez teórica matemática y una comprobación empírica histórica, apenas quedaban entre cuarenta y cincuenta años para que se produjera un enfrentamiento total entre todos las grupos humanos diferenciados. - !che!, hombre, !tomaté algo a mi salud!- dijo uno de este grupo del otro lado de la barra que hacia él se había levantado, entre las risas de sus compañeros- alegra esa cara!,le dijo, mientras entre risas se dio la vuelta y volvió al tumulto de donde venían. - Pobre sabio por saber la triste verdad, y afortunado el ignorante por no conocerla !el saber conlleva responsabilidades de acción! Y mirando el vaso con tónica  seguía murmurando   - Trescientos años de máxima interacion global, del dos mil al dos mil trescientos cinco, desde entonces hasta hoy. Pese a su aspecto, digamos juvenil, Andrés sumaba ya 35 años y llevaba diez investigando los ritmos de repetición ciclicos en la historia. Las computadoras  y los elemento de recogida y obtención de información daban todas las  posibilidades que Andrés aprovecho para crear un programa de predicción del futuro. Para, aproximadamente, el año dos mil cuatrocientos la guerra comenzará. SeguÍa hablando con su vaso, murmurando y maldiciendo - Los ignorantes que jamás quisieron saber vivirán sin conocer lo inevitable y además serán elementos participativo de esto.¿Qué hago?,¿donde puedo presentau ofrecer esto?. Por sus consecuencias, ninguna facultad querrá investigar, comprobar y publicar los resultados. El vaticinio del desastre no será nunca asumido por ninguna.  Y ¿las autoruidades?, estas tampoco actuarán. Problemas para cincuenta años producen sonrisas y el cambio a cometer es tal que si no empezamos hoy, moriremos en nuestras propias manos. - Ignorante, imbeciles, disfrutar de vuestro desconocimiento del futuro. Mientras miraba al grupo de recien licenciados, a los cuales su mayor asunto importante en la facultad  fue patinar con los zapatos magneticos por sus pasillos, alejaba con su mano derecha, la carpeta de los resultados. Era el trabajo en sucio sin  ningún símbolo identificativo de él,  ni  de su departtamento de trabajo y prono acabaría en la basura, donde estaba todo el proceso resolutivo. Quitó la mano y lo observó desde lejos. Era consciente que jamás sería escuchado. - El ser humano, en su prepotencia, actua por encima de las  leyes inviolables propias del desarrollo de cualquier sistema o situación. Somos,  Señor vaso, los dos igual de libres en  nuestro sometimiento a leyes imperterritas - susurró. Se levantó dejándose el trabajo en la barra del bar. Era bien consciente de su inutilidad. Por nadie sería aceptado. Andrés tenía dinero de la familia de su madre que acabó  en su bolosillo como único descendiente.Trabajaba por sus ganas de saber, no más. La investigación le apasionaba. Fueron consecuencias tremendas sus resultados, pero emocionado pensó en   poner en marcha todo el proceso de cambio. Su estado anímico se fue oscureciedo a medida que veía la imposibilidad de acción. Cogió el coche aquella tarde ya entrada y se fue al pequeño apartamento que tenía en  las afueras, ya, donde la ciudad muere en el bosque y comienza la montaña. Dejaría de estudiar, de investigar y sólo observaría el proceso previsto. BajarÍa del lugar de la verdad e iría a escuchar y hablar con la mentira. Decidió cambiarse el nombre. - Yo, Zaratustra, bajaré a traeros la verdad aun consciente de su inutilidad.

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