Y es cuando la música llega el momento en el que las historias e ideas aparecen y es únicamente porque mi ser consciente toma el control y somete a la realidad circundante desde la distancia, la lejanía de la contemplación.
Hay dos momentos, entre otros muchos más que son opuestos, antagónicos e irreconciliables.
Uno es con la música y otro, sabedlo, sin ella.
Si la capacidad de imaginación es una consecuencia fínal de unos rasgos definidores, definitivos y esenciales en la configuración del ser humano y encontramos en la música su potenciacion se concluye su importancia por la actuación sobre un elemento máximo definitorio de las personas.
Esto es verdad, es así, ignorante el que no vea este hecho como elemento real, palpable, estudiable de nuestra siempre supuesta primera persona que no es la que se pone los pantalones por la mañana, sino, y en mi caso, la que el corazon le da un traspies al verla y el mundo desaparece dejándote en la soledad de la contemplación de la realidad.
Nuestros mecanismos y repeticiones no nos introduce en la mentira de la usualidad pero nos aleja de la verdad formada sólo y únicamente en la observacion desde distancia al mundo circundante contigo como una parte más, en aquel momento y lugar.
La música cataliza mis pensamiento suscitando conclusiones, razonamientos y abonando los sueños.
Desde el principio de la autoidentificación como entidad, formamos nuestra definicion y, rapido y consecuentemente, entramos en la separación y diferencia.
! Oh!, ! Mi música!
Desgraciada mediapersona que no disfrute con el arte.
Mi pobre saber científico se aventura y emociona con el estudio de elementos externos que manifiesten la existencia de el elemento metafísico, no el que da sentido, pero si que actúe como elemento ontológico definidor.
La música cambia nuestro estado emotivo
- Sí, claro , como siempre, normal - me dijo aquel, a lo que yo apunté
- Sabes, el problema se suma cuando aceptamos sin definición lo que consideramos normal.
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