domingo, 1 de marzo de 2015

EL TEATRO SOCIAL

Es posible que no sea más que un defecto propio y personal y que yo tiendo a generalizar, pero como asunto colectivo lo voy a tratar.
Tenemos, en ocasiones, tan asumidos y aceptados algunos movimientos sociales que su puesta en duda o discusión es tratada como una excentricidad o rareza. Me cansa, me arta, me aburre ver la  sumisión a comportamientos como elementos normalizados, cotidianos, naturales y constitutivos de nuestra esencia cuando no lo son o al menos, no tendrían por qué serlo.
Uno de estos elementos es la inserción obligada en unos usos, maneras y costumbres propios de la generalidad como propios y constitutivos.
La sociedad es el espejo en el que nos miramos lo que nos lleva, no sólo a no mirarnos a nosotros mismos sino también a caer en las redes sociales de las formas establecidas y estandarizadas
- !oh¡, !no nos olvidemos de nosotros¡ - dijo aquel, y éste, el otro de siempre afirmo
- Bien, ¿seremos capaces de llevar la diferencia?
Entiendo que el estudio y la proyección de tu personalidad es el camino correcto para la realización propia. Si buscas la felicidad en la aprobación de los demás, morirás solo y triste, pues llegará el momento que sólo te tendrás a ti mismo y sino lo has hecho la insatisfacción en la soledad será máxima.
- No, amigo, le dijo éste al otro, de nuevo, yo ya no necesito mirarme en los demás para encontrarme y disfrutar de mis actos
- ¿me hablas de la conciencia total de tu individualidad y particularidad?, sí, exacto, le contestó.
Cuando paseo por mi ciudad y me relaciono con mis conciudadanos veo el teatro en el que nos movemos. Actuamos desde la ignorancia de estar en una obra ya escrita.
Los hechos, acciones y datos, se repiten con demasiada frecuencia.
La búsqueda de uno mismo es un camino ya perdido entre las verdes montañas de la realización.
Nos movemos y actuamos frente al espejo social (ídola teatro) y no nos miramos en la verdadera película de nuestra alma.
Cuando lo haces, no tienes por qué sentir la exclusión ni desprecio colectivo circundante, pero si, y por tu parte verte muy lejos de aquel espejo que nos domina.
Y es más arriesgado, por la profundidad de la ruptura, que seas tú el que no se siente inserto.
La diferencia en la distancia no buscada te da alas para observar y atender la obra como un espectadores.

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