miércoles, 14 de octubre de 2015

...de la Filosofía y mis sueños..



¿Cómo vamos a calificar como término esencial del objeto a aquello que impide su correcto funcionamiento en aquel lugar o circunstancias donde se encontrase? - las nubes negras de la tormenta se establecían.
¡Cansado me encuentro de leer la esencialidad, en el ser humano, del pensamiento reflexivo, concerniente a operaciones trascendentales o metafísicas!, y, levantar la cabeza y ver lo hay. - la lluvia comenzó.
- ¡Pensadores, Filósofos, dejaros de engañar, y no entendamos que andamos por los caminos de la verdad en la realización de las personas y comencemos a ser conscientes de los dos caminos, que avanzan juntos, pero en paralelo! - y me salía del alma y lo decía.
El mundo, y la raza humana, funciona, en la actualidad, sin ninguna reflexión sobre la realización esencial de nosotros a ningún nivel pública y raramente, en privado.
-¡Oh!, qué pena el alejarse de lo que somos -dijo aquel.
- Si fuera nuestra esencia formativa, no se quedaría atrás y lejos de nosotros – le dije, reflexivo y preocupado de la respuesta con la que me encontré.
¡Que sí!, ¡qué magnífico sería si la esencia de las personas fuera encontrar la paz y realización en el pensamiento, contemplación y resolución de problemas vitales!
Pero no, no es así, y a los datos me remito – en momentos es difícil dejar atrás las penas.
Y sigo y sigo, y nos empeñamos en calificar a las personas como algo que no hacemos y no somos.-
La parte infinitesimal a lo largo de la historia que lo ha hecho, no puede, en ningún momento calificar al genero y especie, que en su máxima totalidad se ha dedicado a otras cuestiones.
Dejemos y pongamos a la Filosofía, en un affeire, en un lujo, un pasatiempos intelectual, que no define, esencialmente, al ser humano. Eso diría cualquier Científico, viendo el problema, aun siendo el más torpe o aficionado.
Mi alma transita en pena por los rincones de su camino perdido.
¡No, compañero!, !la ética nos constituye¡, decía aquel y yo le preguntaba a quien y a cuantos.
No habla del error de los demás, sino del mio, por el gran interés hacia aquello que algún día consideré y otros me dijeron.
Los que tienen unas inquietudes intelectuales se deben de mover por círculos y lugares que desconozco. Inútil es buscar lo que no existe o no se da.
Agarrándonos ya, no más, que por la punta de los dedos siento que la Filosofía se me escapa hacia la nada arrastrada por el viento de la normalidad y dejándome con las manos vacías.
Pero, ya en la desesperación, encuentro el sueño y me pierdo entre las veleidades y vuelo con la ilusión que algún día sea pan nuestro de cada día y veamos que sí, que sí, que es nuestra esencia formadora.
Y mi ilusión aumentaba cuando vi, que acompañado por mis sueños, podía caminar por la calle, aun con la manera y temática de mis reflexiones, siguiendo dulcemente durmiendo en ellas.
¡Muchos filósofos y sus teorías están escondidos entre las palabras este escrito mientras denuncio el abandono que a sus le hemos ofrecido!


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