¿Cómo
vamos a calificar como término esencial del objeto a aquello que
impide su correcto funcionamiento en aquel lugar o circunstancias
donde se encontrase? - las nubes negras de la tormenta se
establecían.
¡Cansado
me encuentro de leer la esencialidad, en el ser humano, del
pensamiento reflexivo, concerniente a operaciones trascendentales o
metafísicas!, y, levantar la cabeza y ver lo hay. - la lluvia
comenzó.
-
¡Pensadores, Filósofos, dejaros de engañar, y no entendamos que
andamos por los caminos de la verdad en la realización de las
personas y comencemos a ser conscientes de los dos caminos, que
avanzan juntos, pero en paralelo! - y me salía del alma y lo decía.
El
mundo, y la raza humana, funciona, en la actualidad, sin ninguna
reflexión sobre la realización esencial de nosotros a ningún nivel
pública y raramente, en privado.
-¡Oh!,
qué pena el alejarse de lo que somos -dijo aquel.
-
Si fuera nuestra esencia formativa, no se quedaría atrás y lejos de
nosotros – le dije, reflexivo y preocupado de la respuesta con la
que me encontré.
¡Que
sí!, ¡qué magnífico sería si la esencia de las personas fuera
encontrar la paz y realización en el pensamiento, contemplación y
resolución de problemas vitales!
Pero
no, no es así, y a los datos me remito – en momentos es difícil
dejar atrás las penas.
Y
sigo y sigo, y nos empeñamos en calificar a las personas como algo
que no hacemos y no somos.-
La
parte infinitesimal a lo largo de la historia que lo ha hecho, no
puede, en ningún momento calificar al genero y especie, que en su
máxima totalidad se ha dedicado a otras cuestiones.
Dejemos
y pongamos a la Filosofía, en un affeire, en un lujo, un pasatiempos
intelectual, que no define, esencialmente, al ser humano. Eso diría
cualquier Científico, viendo el problema, aun siendo el más torpe o
aficionado.
Mi
alma transita en pena por los rincones de su camino perdido.
¡No,
compañero!, !la ética nos constituye¡, decía aquel y yo le
preguntaba a quien y a cuantos.
No
habla del error de los demás, sino del mio, por el gran interés
hacia aquello que algún día consideré y otros me dijeron.
Los
que tienen unas inquietudes intelectuales se deben de mover por
círculos y lugares que desconozco. Inútil es buscar lo que no
existe o no se da.
Agarrándonos
ya, no más, que por la punta de los dedos siento que la Filosofía
se me escapa hacia la nada arrastrada por el viento de la normalidad
y dejándome con las manos vacías.
Pero,
ya en la desesperación, encuentro el sueño y me pierdo entre las
veleidades y vuelo con la ilusión que algún día sea pan nuestro de
cada día y veamos que sí, que sí, que es nuestra esencia
formadora.
Y
mi ilusión aumentaba cuando vi, que acompañado por mis sueños,
podía caminar por la calle, aun con la manera y temática de mis
reflexiones, siguiendo dulcemente durmiendo en ellas.
¡Muchos
filósofos y sus teorías están escondidos entre las palabras este
escrito mientras denuncio el abandono que a sus le hemos ofrecido!
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