sábado, 10 de octubre de 2015

El Espíritu olvidado



Es un concepto, sujeto, entidad, objeto, totalmente despreciado y alejado de estudio.
Debido a la complejidad de la cuestión, se abandonó ya.
Los primeros y últimos pensamientos respecto al tan anhelado Espíritu, eran realizados desde perjuicios, en forma de intenciones o principios.
La practicidad moderna hubiera podido dar un concepto más real y operativo a éste, pero la revolución en el uso y dominio de la materia de la segunda mitad del segundo milenio, nos llevó a desplazar nuestra esencia, y el Espíritu, volvió a la plaza más lejana en lo más oscuro del garaje de los pensamientos.
Cualquier acto material es absolutamente previsible en el caso de tener conocimiento de todos los elementos y circunstancias del principio. El principio de indeterminación es un problema de localización, pero no de libertad de posición.
En el ser humano hay un acto que no tiene necesidad en ningún momento, y esto es la voluntad.
La vida de las personas es un largo camino de elecciones, unas pueden estar guiadas por unos elementos vivenciales que expliquen su aparición pero otros no, pues su origen es un acto puro de voluntad.
Y, encontramos un trabajo tremando a darle una realidad Ontológica a la Voluntad.
Si aceptamos el principio de la independencia de esta acción sobre lo material, el campo de acción y funcionamiento se hace grande, muy grande.
En la actualidad se pone todo en duda o simplemente no se debate, tanto la utilidad del conocimiento como de la supuesta dimensión transmundana. Más que poner en duda provocan risas y ternura.
En el caso de que aceptase realmente esta dimensión pudiérase comenzar un estudio científico.
Si es lo que somos, estudiémolos, controlémolos, dominémolos.
Tenemos demasiado olvidado una parte constitutiva con claridad de nuestra esencia como personas.
Veo, con imposibilidad, la explicación total del ser humano, alegando, en todas sus dimensiones, unas grandes y complejas combinaciones en estructuras gigantescas mentales, pero funcionando con impulsos eléctricos.
Y Andrés le dijo a Pedro
- Y ¿Donde está mi alma rota por las injusticias? o ¿donde habita el fuego que siento cuando las veo?, será ¿en unas conexiones electricas o combinación de elementos físicos?
- No, yo pienso que no – le contestó.


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