Es
un buscado movimiento propedeúdico ante una supuesta patología que
inutiliza otros sistemas sociales.
El
voto individual, personal, se entiende como el medio de unión y
formación de los colectivos modernos.
Pero
su validez no es tan patente y clara.
Os
habla Alberto barata (Andrés Garcia observa, mira desde la
distancia) que soy un hombre pacífico, fraternal tolerante y
demócrata, no lo olvidéis, pero creo y pienso que es condición
indisoluble para su validez que cualquier voto reúna las condiciones
optimas a la hora de su emisión.
Si
esto no lo hay, las condiciones válidas y particulares del votante,
la democracia se desmorona y se convierte en un asunto virtual, pero
no real.
A
las personas se nos llena la boca cuando hablamos sobre el pueblo y
su capacidad decisoria, pero y sin embargo, es difícil limitar,
definir, y ver que características ha de tener para que así lo sea
y se pueda afirmar que el poder coherente está en el pueblo y su
capacidad para decidir su futuro, también.
Nos
perdemos y mareamos en frases hechas, aforismos entendidos como
verdaderos, auténticos y difíciles silogismos, que flotan y navegan
en la supuesta, siempre supuesta, magnífica y gran libertad del
ciudadano.
Ahora
bien, y comiencen a apartarme de su camino algunos que le sonaran,
equivocadamente, a bomba mis palabras, pues pienso, desde mi gran
Filantropía, que no todos debemos de tener el mismo derecho a voto.
Éste es un derecho total y siempre, de nacimiento, pero que se
puede, y escúchenme, perder.
Óiganme,
mi voto no puede tener la misma validez que el de aquel pedófilo que
estuvo en la carcel diez años por violar y maltratar a tres niñas
de 4,5 y 6 años, o la de aquel, asesino racista en una pelea contra
unos sudafricanos, que tras salir de la cárcel vota a aquellos que
compartan sus actos violentos.
Aquellos
que estuvieran diagnosticados con problemas mentales evidentes que
les produzcan la incapacidad de situabilidad, también.
Sé
del peligro de mis palabras por su miles de interpretaciones.
Sé,
también, la dificultad de la imposición de los diferentes casos.
No
hablo de ningún elitismo, ni de unas características mínimas.
Creo
que todos nacemos y debemos criarnos para tener la capacidad de
decidir y votar allí donde vivamos, pero creo, firmemente, que el
derecho al voto debe de ser ejercido por gente preparada para ello.
¡No
aparto a ninguna persona, sea su raza, religión, país, cultura o
cualquier otra característica al nacer!
Aparto,
y anularía con fuerza, el derecho a decidir sobre mi futuro en esta
sociedad a aquellos que hubieran manifestado su incapacidad para
actuar dentro de las leyes por esta marcada.
Me
asusta que veáis en mis palabras algún totalitarismo. Hay que tener
entre algodones y comprensión a algunos individuos de nuestra
sociedad que habrá que tratarlos con humanidad, comprensión y
justicia, pero, y lo repito, no quiero que algunos individuos, bien
cuidaditos, pero claramente problemáticos, decidan mi destino.
Carguémonos
de valor y entendamos que no todos estamos preparados para decidir ni
construir una sociedad justa y pacifica.
Las
frases generales e universales nos enamoran y nos pierden en su
belleza ¡Qué todo el mundo voto!, ¡Respetemos el derecho
universal!...., sí, muy de acuerdo, pero seamos conscientes de la
funcionalidad de los aforismos, de estos principios primeros y hasta
de como manejarlos.
Creo
que a mis 44 años, tengo más capacidad de decisión y elección
para hacer un cambio del mundo, que cuando tenía 18, pero también
creo que tengo poca experiencia en la vida como para tener cargos
políticos de alta responsabilidad que me hicieran avanzar hacia tal.
Analicemos,
estudiemos y apliquemos nuestra sabiduría a momentos y
circunstancias puntuales. No te conviertes en ningún monstruo, ni
ser retrogrado si puntualizas, proponiendo ciertos cambios o límites,
a los claros avances del ser humano históricamente.
El
puntualizar el movimiento es un acto sabio y necesario.
Sé
y soy consciente de las críticas que puede tener este escrito.
Pero
sabed que es una crítica científica analizando la imposibilidad de
elementos para cumplir las condiciones necesarias para su uso.
¡Poca
gente encontraréis de crean más en la democracia como elemento
directivo cualquier unión!, !compartir, discutir y concluir las
decisiones?, !sí!
Pero
también opino, y ¡que el diablo me libre de todas las acusaciones
elitistas del rango que sea!, si digo que el voto habría que
ganárselo.
Sabéis,
espero que lo hayas leido, imaginándoos a un hombre con barba blanca
y un cubre hombros blanco también hablando y conversando con su
compañero o alumno, desde la tranquilidad de su espíritu y en la
humildad de la sombra de un árbol, y no a un hombre, con cara de
rabia y odio, hablando de un pedestal y ante su ejercito.
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