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Mira, Andrés, el rotulador de la editorial, solo y pensativo – le
dijo Pedro.
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¿Licenciado en Filosofía?
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Sí, a la legua se les nota, excéntricos, informales, meditabundos,
trasversales en la opiniones, intervenciones inesperadas y
desaliñados – confirmó Pedro – La Filosofía es difícil..
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No todos tiene la misma idiosincrasia, y además, no comparto el
por qué de tus adjetivos y ahora te diré por qué
Ante
la necesidad de acabar la presentación de la última edición de
“Viajes desconocidos”, habíanse levantado, todo el personal de
la editorial, muy pronto y habían trabajado hasta la cuatro de la
tarde, y tras diez horas, acabaron, así pues, caminando más lentos
que nunca hacia el café. Más vacío que ningún día, por las
mismas razones, la gente, corriendo toros, a su casa se habían ido,
mientras los incombustibles fueron a espolvorearse de todo el mundo
del comercio y los negocios a su bar. El café actuaba como un
catalizador que aceleraba sus conversaciones.
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Andrés, dime.
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No has calificado a un estudiante de Filosofía, has descrito a un
individuo que se regocija en la reflexión y se ha olvidado de lo que
poco vale, él, para estar bien inserto en la sociedad.
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¿Me dices que un acto totalmente subconsciente producto de su
actividad mental?
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Sí, no es una elección, es un camino obligado que tiene aquel que
acumula ciertas reflexiones y experiencias. Hay maneras y caminos
intelectuales absolutamente distantes, es más, enfrentados a la
actitudes sociales aceptadas y admitidas con normalidad. Tú y yo
conocemos gentes que se pasan el día poniéndole una agradable y
sincera sonrisa pero sin sentir nada debajo de ella, y no por el
disimulo, sino por la vacuidad, inconsciencia y falta de contenido de
todo lo que les rodea. Y esto, el que piensa y observa, lo nota y ve.
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Andrés ¡Ya veríamos el alejado Filosofo que vive y disfruta de la
soledad de sus pensamientos, a donde se iría si le tocase la
lotería!, ¡los millones de euros le sacarían de la diferencia! -
le dijo Pedro esbozando una sonrisa de benevolente comprensión hacia
el equívoco de su amigo.
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Bueno, bien, pero, y esto te lo digo por una gran y magnifica, pero
simple y pura intuición, según el grado de introducción en si
mismo, tendría o no un efecto explosivo, Pedro, pero ha decirte que
el problema se plantea al revés, si con el dominio y control del
dinero, harías Filosofía.
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Explícame
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Te digo que nacido en ciertos círculos de fuerte dominio y disfrute
material, es difícil, que nadie se esconda en las reflexiones
mirando y observando la vida, en vez de saltar hacia ella, hacia lo
que te han dado, marcando tirabuzones en el camino. Elegir la
filosofía como medio de ganarse la vida, es un resultado de los
hombres y mujeres que no están coaccionados ni encasillados por
ningún elemento exterior.
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Y esto Andrés, ¿cómo la enlazas con su aspecto?
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Fácil, Pedro. ¿Desde cuando te vas a enterar de cómo tiene que
estar los camales de tus pantalones cuando piensas y meditas sobre
donde colocar e insertar a tu realidad? te digo. Los estudiante de
Filosofía comienzan esa carrera por sus pequeños matices que se
multiplican por cien en el trascurso de sus estudios. No es una
trasformación de su personalidad, es una potenciación de lo que ya
eran.
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A mi me dan algo de pena
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Y a mi también Pedro, pero parece que el sentimiento es mutuo,
entre ellos y nosotros. Pero, tú por él, ¿por qué?
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Andrés, el pensamiento y la reflexión conduce, con facilidad, a la
duda y soledad. El sacar tener dinero, en pleno siglo XXI, es un
asunto infinitamente más fácil que tener el reconocimiento de tus
pensamiento, sin ser calificados como locuras, incomprensiones,
inutilidades o cuestiones que no interesen a nadie, y
consecuentemente no poder compartirlos.
El
rotulador oficial de la editorial y licenciado en Filosofía, sacó
la cabeza de sus pensamientos a la par que dejaba su tónica sobre la
barra del café. Pasó a su lado, era un hombre educado y agradable.
Iba bien vestido, es decir, pantalones de tela y chaqueta, pero
¡ahy!, qué poco interés e idea tenía de la combinación correcta
de los colores, apoyado en el punto culmen de un pelo siempre
removido, como sus inquietudes y preocupaciones. Tenía una mirada
profunda, que no le temblaba y sus pupilas siempre fijas allá a
donde miraran. Les saludó con mucha informalidad. Fluía confianza
al saber de lo lejos que estaba de aquello que pudiera molestarte o
arruinarte.
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A mi me hubiera gustado estudiar Filosofía – dijo Andrés.
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Y además, a nosotros sí que nos da placer hablar con él – añadió
Pedro.
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