No
afecta a todos, pero sí a una mayoría más que absoluta que les da
el modo y el gobierno de estos lodos.
Llega
el espectáculo.
La
fiesta, la feria, el circo de la campaña electoral, ha comenzado.
Los
políticos se van a poder sus pelucas de colores, su narices rojas y
saldrás ya a la pista a hacer reír a todos aquellos que, nuestro
juicio, no haya sido todavía embadurnado con ilusiones y mentiras.
Y
moviendo las pelucas comienzan:
-
Y !Usted miente! - le dice gesticulando mientras el pueblo asistente
ríe -
-
Y !Usted no hizo nada¡ - moviendo y aspavientos con las manos que
provocan el movimiento de la peluca con lo que, los espectadores, en
toda nuestra inocencia, carcajean y aplauden-
Así
llega el circo, la feria y el más grande ridículo para los
habitantes que piensan en su pequeña o gran Filantropía, en la
capacidad de mejora.
La
capacidad de construir debe de ser grande, son personas inteligentes,
pero la intención de hacerlo nula.
En
ocasiones pienso que no debe de ser una actitud ni acción personal
de cada uno de ellos, sino , más bien, la incorporación a una
dinámica ya existente. Es decir, si comienzas a trabajar en
cualquier lugar, has de adaptarte a unas maneras y modos. Así pues
en la política actual, que es de todo menos una vocación de ayuda,
habrás de entrar por la misma puerta y acabarás haciendo lo mismo
para mantenerte tanto como puedas.
Me
es complicado juzgar y definir, el asunto de los mitines en las
campañas electorales propias de cada uno y todos de los partidos
políticos.
Encuentro
varios problemas o cuestiones conforme a los que acuden a aplaudir.
O
son rematadamente tontos e inconscientes, tal cree como una
aplicación directa el contenido, con, además, una posibilidad y
resolutividad, o son tremendamente falsos e hipócritas y actúan
sólo y simplemente por intereses personales y políticos, o sino,
porque no tienen ninguna mayor ocupación que allí ir. Así lo creo
y así lo digo. He oído algunas declaraciones, expresiones,
calificaciones, proyectos, intenciones que que son ridículas,
increíble, impracticables, intencionadas y que no es tremendamente
difícil darse cuenta de ello.
-
Cicerón, arrepiéntete, o dale la vuelta a tus palabras y piensa que
lo que hay que hacer, para avanzar es educar al pueblo. Sin esto, nos
seguirán engañando siempre y cuando puedan.
A
niveles más altos, es decir hacia los propios políticos, sólo
tengo también dos posiciones, o bien son también rematadamente
tontos al pensar que la dinámica que utilizan es la acción buena y
oportuna en la correcta construcción del país, o son interesados y
falsos y cualquier cosa dicen para seguir allí arriba, a cambio de
unas repercusiones monetarias.
La
política en España es un asunto absolutamente podrido y degenerado.
-
!Cómo exageras! - me insistió aquel.
-
No – le dije yo – simplemente es que nos hemos acostumbrado a
estas maneras y no tenemos punto de comparación con aquello que
debía de ser.
Y
esto me duele porque me afecta directamente como ciudadano de este
país.
Los
consensos se han quedado en el país de los ilusos.
Los
acuerdos se han quedado en la región de los desengañados.
La
sinceridad en los últimos wateres de la más sucia estación de
autobuses.
-
¡Cómo exageras! - me dijo aquel- a lo que yo le conteste
-
Si cada uno exageramos sólo la mitad, el país iría mucho mejor.
Democracia,
sí y siempre, pero actuemos y no dejemos que se la carguen, la
deformen o la prostituyan y se acuesten con ella y, además, sin
pagar.
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