viernes, 12 de febrero de 2016

EL CAFÉ Y LA VIDA JUGUETONA



- Venga, compañero, no te creo – dijo Pedro con cara emocionada.
- Pues empieza a cambiar tus creencias pues así fue.
- ¿Me quieres decir que Lucas y María se van a casar?
Andrés le sonrió
- Comienza a admitirlo, amigo.
- Antes me creería que aquellas mujeres que te dejaron por no querer cambiarlas por tus pensamientos y libros, volverían a buscarte.
- Te has pasado.
- Pero ¿me equivoco?
Andrés levanto la mano, desde la mayor modestia posible como siempre, hacia el barman
- Posa'm un poliol
Se lo trajo humeante.
- Pero ¿no se odiaban a muerte? - siguió sorprendido Andrés.
- Sí, pero la vida es caprichosa y juguetona y dentro de la tarta de chocolate, la guindilla ahí te la pone o con el cartel de aquel camino, al otro te llevará.
- Pedro ¿no tenemos ningún destino?
Pedro rió, sabía que era una pregunta literaria.
- Te gusta el espectáculo y las artes, pero no aquí no hay más destino que el que tú te prepares y la suerte del momento te permita.
Seguían ambos dos con la literatura pues, los dos también, dudaban de la preparación para conseguir las metas.
- Entonces- se irguió un tanto Andrés- habrá que sacarle conclusiones a tus palabras y a las mías – acabando la frase con una mirada enigmática a la que Pedro respondió con una cara de extrañeza.
- Vamos comienza.
- Podemos definirla ontológicamente según estas interacciones con el mundo circundante. Si no tiene teleología particular, no tiene por qué tenerla colectiva, es decir, si tú vida ni la mía van en concreto hacia ningún lado o destino, la de la humanidad, la de todos, tampoco.
- Estas haciendo un paralelismo equivoco – le dijo Pedro haciendo un leve gesto con los dedos.
- ¿Por qué?
- A la vida de la humanidad sí que podemos encontrarle un sentido estudiando nuestras características principales formadoras y deduciendo con ellas, las necesidades, actuaciones, aficiones o actos que satisfagan a la especie humana.
- Y, ¿por qué no lo aplicas al individuo? - le dijo haciendo gestos de aproximación con las manos- explicale a tantas personas que tú y yo conocemos le resolución de realización de la especie humana y después, despacito y lentamente, les dices que se las apliquen como individuos y personas particulares.
Se quedaron mirándose unos segundos, hasta que los dos, se sonrieron francamente, estaban claramente el el mismo equipo. El de los perdedores con el juego más bonito.
- bien sabes Pedro, que la vida pocas sorpresas me dará, pues yo por experiencia propia y personal y tanto por lo bueno como por lo malo, me he visto y venido de todo. La vida es una tómbola. Pero hay tantos personajes para tan pocas bolas que en ocasiones cuando ésta actúa como tal, nadie lo siente.
- Y tú bien sabes también, Andrés, sigamos metaforizando, la tómbola se pone en marcha tras comprar la entrada....¡se exagerado, dime que es nacer, y después yo me levanto – se lo dijo sonriendo, pero Pedro era algo más mayor que Andrés, iba siempre más formalmente vestido, tenía un puesto de mayor responsabilidad y dentro de su enorme amistad había algún momento milimétrico en el que cierta autoridad moral se imponía
- Concluyamos, amigo, que en esta vida, nunca jamás la forma ha de ser final y ella está necesariamente y esencialmente unida al cambio – dijo Pedro algo lento y bajito.
- Sin duda, aquellos que no entiendan la vida como una variabilidad compositiva estarán en el caldo del capricho de los dioses.

Había días para todo y en aquel, ambos dos se habían levantado con el hombro dislocado después de una noche soñando toda ella con verdades.

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