martes, 23 de febrero de 2016

EN EL CAFÉ Y LA PROBLEMÁTICA CONVERSACIÓN.




Y algo separado y dándoles la espalda, Andrés observaba, reflejada en el espejo de la luna de la barra , impresionado, su cara de incredulidad al escuchar la conversación que mantenían los y las distribuidores de la tercera planta.
- Margarita, ya te dije, y te lo repetí que era imposible que aquello sucediera
- Vale – respondió Margarita haciendo un leve movimiento de manos-, Marcos, pero ya sabes como es Juan, nunca nos hace caso.
- ¡Cómo sois!, siempre discutiendo tonterías, ¡si ya sabéis cómo son allí! - apuntó Pilar bailando ligeramente la cabeza.
Así llevaba una media hora. Atento estaba y en ningún momento supo, en los pasados minutos, de qué estaban hablando. - es una completa charla sin ningún contenido en el cual el acto origen del coloquio ha sido ya desechado al segundo plano, se decía.
- Y además – continuó Pilar- ya sabéis como actuarán y se tomaran todo el asunto los de su departamento. Tan serios tan ordenadas, todos ¿podrán aguantar una pequeña sorpresa?
Se rieron todos los tres.
- Bueno – continuó Marcos- que la cara de desgracia tenga alguna relación con ellos les preocupa, lo sé.
- ¿Con qué?, ¿con paula? - mira si en el departamento actúan o no es lo más importante que pasaría se se conocieras el pequeño misterio - dijo Margarita
- Sí, contestó – Marcos levantando levemente la ceja izquierda.
- Si – también contestó margarita asintiendo ligeramente con el mentón.
Impresionado seguía. No había habido en una conversación que debía de durar 25 minutos al menos, ni una sola alusión objetiva sobre un supuesto problema – que todavía no conocía- y todo habían sido suposiciones y comentarios sobre los factores, más bien personas que lo rodeaban. ¿Acaso es esto lo que hay?,¿es que la forma del mundo circundante se ha impuesto al contenido del asunto?, ¿es la estética como ética por encima del contenido objetivo?
- ¡Eh!, Nacho – gritó Marcos y éste se acercó
- Cuenta, vamos cuenta – insistió Margarita.
- Que estábamos todos equivocados, Paula, no lloraba por Juan, hacia ya meses que no se veían.
- ¿no?, pues convencida estaba de ello, estaba enamorada – dijo Margarita
- Menudo dolor que llevaba aquella tarde deambulandolo por todo el edificio, yo, ya te digo, pensé que siendo Juan como es, pues mira – afirmó con algo de solvencia Marcos.
- ¿Estuvo mucho así?
- Una semana más o menos.
Y allí se acabó la conversación. Andrés trataba de constatar un genero de preguntas y respuestas que se había realizado y siguió mirando, a través del espejo y con sorpresa, nadie ni ninguno, había hecho alusión al por qué de la tristeza y dolor de su compañera del departamento. Pero esto no era lo que le impresionaba y aturdía.

II

Al día siguiente Andrés entró a la hora del almuerzo en el café, buscando a su amigo Pedro. Pero hoy cambiaba el objetivo de su mirada, ya que recorrió, sin dudar, todo el rectángulo del café. Buscaba al grupo del tercer piso.
Allí estaba ya su amigo.
- Pedro, si hubieras estado sentado aquí, ayer por la tarde, hubieras visto plasmado la verdad que existe en la comunicación actual entre las personas.
- Andrés, cálmate, que tus conclusiones surgen antes de que puedas ni acabar de configurarlas.
- No, no, estuve escuchando una conversación de casi media hora en la cual no se hablo absolutamente de nada. Todo, todo lo que se dijo, no hubiera tenido ninguna importancia si hubiera sido dicho o no. El orden de los planteamientos y su existencia o no, no supondrían ningún cambio en el significado total del acto comunicativo. ¿qué me dices?
- Andrés – haciendo círculos con su mano izquierda, dijo Pedro- la conversación puede ser intrascendental y por puro divertimento.
- No, no, no me has entendido. No hablaban de nada. No hablaban de lo mismo. Rumiaban la conversación que ya había sido digerida en muchos otros momentos. No hubo más que frases y situaciones, que se utilizan y se dicen y se llevan, dentro de un dialogo de sordos.
- ¿Quieres decirme que no hay ningún tipo de comunicación?
- Sí.
- Pues, Andrés, como decía aquel, te has tirado de la moto. Sé tu opinión sobre el tipo de comunicación que te gusta, y que no dudo de su validez, pero no todo el mundo la lleva como tú y utiliza otras jergas y maneras.
- Pedro, no son jergas ni maneras del lenguaje, era el mismo diálogo de la gallinas y gallos en el corral. Sin contenido hasta el punto en qué tras pasar apenas unos segundos desde la pronunciación de la última palabra, toda repercusión de esta conversación será cero.
- Andrés, no seas tan radical.
- Está bien, está bien, pero me cuesta dejar de impresionarme ente ciertas actitudes y comportamientos.
Justo entonces pasó por el otro lado de la barra el barman y no pudo evitar escuchar esta última frases.
- Andrés, no sabes como se sorprende la gente cuando escucha un rato tus discursos a medias con Pedro. También se impresionan de tus actitudes y comportamientos.
Sonrieron francamente los tres.

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