Básicamente,
todos los autores que realizan un estudio explicativo de la realidad
y su conocimiento realizan un ejercicio de contraposición de
conceptos. De Platón a Hegel, pasando por Fitche, o Nietszche,
tal que Marx.
Este
ejercicio dialéctico es muy ilustrativo del proceso de desarrollo de
la realidad a nivel gnoseológico y cosmológico
La
tesis, antítesis o síntesis, haciendo gnoseología, la lucha de
clases en el materialismo Marxista o el siempre excitante vitalismo
del individuo y la totalidad y más luchas entre los elementos que
desembarcan en la configuración del objeto.
Esto
será, por necesidad extensible a todos los ámbitos de
conocimientos, lo que incluye a la Antropología, o la ciencia del
ser humano, de las personas.
¿Cuando
somos capaces de desvelar la suerte de nuestras circunstancias?
Cuando
tenemos unos hechos comparativos circundantes que nos sitúen en el
lugar calificativo y cualitativo de la realidad allá donde nos
encontremos.
¿Cuando
somos capaces de cualificar nuestro propio momento existencial?
Cuando
hayamos tenido diferentes de estos y sepamos apreciar aquel en el que
nos encontremos.
Así
pues, y ratificado hasta en la visión física de Einstein, el avance
y la totalidad, es producto de la conexión entre los elementos
circundantes.
Bien
como camino para llegar al objetivo o bien para calificar al objetivo
como tal.
Así
pues, una vez llegado a este punto me encuentro con la problemática
de la plenitud del instante y de lo inmediato.
Esta
problemática la encuentro en el estudio de mi conciencia.
Fuera
de cualquier acto reflexivo está el momento de la sensación
independiente del estudio sobre éste.
La
conclusión calificativa realiza una operación que atrapa a la
realidad directa en una forma no propia de ella, sino construida por
la inteligencia para su comprensión y uso.
La
desgracia, con la operación del intelecto, se trasforma en suerte al
ser tratada por éste y como tal.
El
movimiento absoluto, deja de serlo, en cuanto se ubica allá donde
estuviera.
La
circunstancialización de los acontecimientos es una falsificación
de su realidad.
La
plenitud es el momento en el cual se produce su existencia y los
mecanismos para su comprensión, no le dan validez, sino que le
quitan su verdadera realidad.
Siento
en el alma situaciones que me llenan y que me son imposibles
circunstanciar y relativizar en función de sus vinculantes, ya sean
antítesis formadores, y la conclusión en realidades que no sean
aquello que estoy viviendo.
La
plenitud del momento es total.
El
método de encontrar los conceptos correctos o las verdades adecuadas
a través de la negación de la verdad primera, no tiene sentido para
explicar ni estudiar existencialmente al sujeto primero.
Así
actuaba Platón dialogando con el nombre de Sócrates para estudiar y
definir conceptos abstractos de la supuesta realidad por él
entendida, Hegel en el concepto cosmológico o Fitche, en el proceso
gnoseológico.
Pero
me resulta de gran problema ajustar la utilización de mis estados
como entidades en las que puedo llegar a su realización y definición
alegando sus estados negativos.
Allí
estaba, asumido en mi suave depresión aquella tarde, cuando aquel
buen amigo mio, me contaba lo afortunado que debía y podía
encontrarme por las circunstancias en las que podía estar, negándome
mis acciones actuales, y sacando como conclusión la felicidad que
debía de tener. No, no funciona.
Las
intimidades humanas, tienen una plenitud explicativa que no incluyen
ningún proceso de comprensión ni gnoseológico, ni cosmológico.
Son
producto de una inmediatez total y formadora, sintética total y cuya
única manera de su comprensión seria a través de una inducción
propia.
En
el estudio de mi alma y espíritu, la teoría se volatiliza y los
sentimientos entran como una posibilidad de medida y conclusión..
No hay comentarios:
Publicar un comentario