viernes, 6 de noviembre de 2015

LA ESTÉTICA




El asunto de las vestimentas, es un tema que me tiene realmente intrigado por el efecto contradictorio que produce en mi persona.
Por un lado pienso firmemente que la forma de vestir propia del individuo y su capacidad general para todo no tiene, mejor, no es, en ningún momento directa, es decir, la mejor manera de vestir, no implica, necesariamente ni proporcionalmente nada. Esto me lo dice mi razón, pero, ¿y mis sentimientos?. Hoy tenía a mi lado, mientras veíamos a pie de campo a unos niños, familiares entre ellos, jugar un partido fútbol, a un hombre, mayor, 65 años digamos, el cual llevaba unos bonitos pantalones azul oscuro, una chaqueta deportiva azul oscura también larga, y unos zapatos de piel marrones , realmente elegantes. Tras juzgarlo al hombre de una menara positiva, me he dado cuenta de lo atrapado que estoy por los estereotipos creados y la desvinculación de ciertas cualidades humanas hacia ciertos sectores de la población.
La estética nos atrapa y sirve como escudo ante la inutilidad de algunos.
La Estética es un arma arrojadiza, que se utiliza como tal en muchos aspectos.
La Estética ha dejado de ser un arte y búsqueda de la belleza, para ser un momento configurador de unas posibilidades y características.
La Estética ha dejado de tener un valor en si y lo ha tomado de los elementos y las personas o marcas que lo hacen.
En el otro lado del campo, había un hombre, bastante peor vestido (piensen que yo lo califico así pues estoy totalmente, como miembro de la sociedad, esclavizado por sus cánones de belleza), éste animaba en voz alta y se quejaba al arbitro de algunas acciones.
Los comentarios han surgido rápidamente, despectivos hacia esa persona por su comportamiento, incluso hacia el grupo social al que parecía pertenecer. El hombre de los zapatos marrones claros, realmente bonitos y elegantes, ha hecho un comentario despectivo hacia la generalidad de ese grupo al que pertenecía aquel individuo y ha provocado la risa, en general, del grupo que allí estábamos.
Y, ahora, vendría el experimento, hipotético, deductivo y experimental, si éste se pudiera hacer.
Veamos, vestimos al otro individuo de la manera que este primero iba, le damos una manera y forma estética, intercambiado una por la otra y después los situamos en la misma posición, situación, palabras y movimientos.
¿Crees que la manera de juzgar el mismo acto hubiera sido la misma?
No, ya os digo yo que no.
Nos hubiera parecido justo los comentarios que hubiera hecho sobre el arbitro, no le hubiéramos calificado de una manera despectiva, perteneciera al grupo que fuera y así y etc. Es decir, la Estética condiciona, totalmente, la opinión y calificación del que tenemos delante.
Vivimos en una sociedad en la cual estamos sometidos a unas formas que seleccionan, apartan, marginan, destacan, señalan o predispones a unos sobre los otros.
En culturas, que todavía existen en las cuales la vestimenta es igual para todos (las últimas tribus indígenas en la zona amazónica de América del sur), será y es otras cuestiones las de describen al sujeto, tales como sus conocimientos, experiencia, habilidades.
La sociedad occidental del siglo XXI, vivimos sumisa a la vestimenta.
La oramos, le hacemos vigilias, la veneramos.
Y os lo dice un enfermo de este cólera, pues yo siento que prejuzgo a sujeto con el que me enfrento en función de su vestimenta.
Aquella nos vale para describir y encasillar al sujeto.
En ocasiones de una manera consciente de esto y en otras no.

Qué diferente seria el mundo en el cual toda la raza humana fuéramos imberbes y solo vistiéramos con togas y mantas. Veríamos como juzgaríamos a la gente de una manera distinta y tendríamos unas relaciones intersubjetiva diferente también.

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