Aquella
comunicación se podía interpretar como un mensaje de comentarios
indicativos o unas ordenes directas.
La
problemática, existente debido al descontrol de los acuerdos ya
contraídos hacia ya unas decenas, precisamente por la venida de
ellos, fueron el centro de estos comentarios o instrucciones, que
entonces les parecían y suponían que después supieron y fueron.
Hicieron
la descripción en el modo de actuar y reparto correspondiente a los
elementos energéticos encontrados, hacia ya también muchas decenas
de años en los subsuelo de la ya casi descongelada Antártida, y el
juicio de la validez o no validez de las posturas realizadas por los
dirigentes humanos, tuvo y mantuvo quieto, pensativo e inquieto a
Boris.
De
su café estuvo saliendo el humo durante mas minutos de la normalidad
a ras del mar debido a la diferente presión atmosférica, mientras
se pensaba si lo iba a comunicar a la ONU o íbase a poner en
contacto con ellos, él solo, por su cuenta y primero. Creía
sinceramente en la mayor posibilidad de la corrección en el asunto
si lo hacía él solo desde la imparcialidad, entendimiento, estudio
y comprensión, tanto del mundo como de ellos. Mezclado todos los
intereses en la solución de un problema a nivel mundial, dudaba y
mucho, de su efectividad.
Boris
sabía que les estaban vigilando, siguiendo y entendiendo.
Hasta
el momento de cortar la comunicación sus preguntas habían sido del
ámbito del conocimiento propio. Formas, maneras, costumbres,
constituciones. Sobre ellos apenas supimos nada, pues nuestras
preguntas siempre habían sido respecto a la descripción de ellos
como entidades, no fueron contestadas. La quietud y comportamiento
aséptico había desembocado en un puro ejercicio científico, hasta
que el aumento del perímetro de la protección de las bolas
gelatinosas se amplió y comenzó crear la inquietud por las
dificultades que provocaron. Quizás fue un intento de
autodefenderse, pues fue una reacción ante un hecho anterior. Quizás
no tuviéramos la capacidad de la comprensión de sus mensajes e
informaciones que nos darían la explicación a nuestras preguntas y
por ello permanecieran callados. Debido a la tecnología expuesta y
demostrada, esto no era una hipótesis descartable.
Carmen
apareció siete horas mas tarde y encontró a Boris en la misma sala
donde lo había dejado. Cierto es que algún momento, en el cual
cerró los ojos había tenido, pero no había dormido, igual que
tampoco Carmen aun metiéndose en la cama.
-
Boris si no lo haces tú, lo haré yo.
Como
si el comentario no fuera con él, Boris le preguntó
-
¿sabes que pregunta no le hemos hecho todavía y la que no implica
ningún tipo de conocimiento anterior por nuestra parte?
-
¿Cual?
-
¿Qué habéis venido a hacer aquí? - una evidencia, tal como que
tenía que haber sido la primera información a procesar- la sorpresa
de la llegada, Carmen, - le dijo mientras giraba la cabeza y le
miraba con los ojos ya cansados y rojos- y la vista como lógica y
consecuente acercamiento debido al descubrimiento sin ningún otro
objetivo más que el conocimiento, nos ha hecho obviar las
intenciones del los visitantes y otorgarlas a un puro aspecto
epistemológico. El conocimiento por el mismo en la comprensión de
la globalizado sin ningún hecho de acciones interesadas en ello.
La
cara de Carmen se movió entre la sorpresa, la intriga y el temor.
-
A ver, explicate.
-
¿Alguno de nosotros ha pensado en algún momento la utilidad que
estas maneras de inteligencia pudiera tener para nosotros?, ¿por qué
habían venido aquí?, ¿por qué les suponemos los mismos motivos de
acción que los de los seres humanos?
-
No- sucintamente contesto Carmen- ademas que para esto implicaría un
conocimiento de ellos que no tenemos.
-
Sí, ¿y ellos lo tienen sobre nosotros?
Carmen
se sentó.
El
miedo a sentirse invadida y controlada comenzó a darle miedo. La
visita aséptica o el encuentro de extraños, paso a convertirse en
un encuentro intencional.
-
Y qué pretendes o qué piensas, Boris.
-
Que quizás antes de que se cometa algún error y maniobra
equivocada, que se hará, sin duda, si barajar estas posibilidades,
podríamos seguir en la dinámica de relativa tranquilidad, contestar
a este mensaje nosotros y unicamente, tratar de conseguir averiguar,
sin que allá ni un solo movimiento más, las intenciones y
propósitos de esta civilización o la que sea que nos ha venido
hablemos claro, después de esto, a aconsejar, o a dominar.
-
Boris, ¿te sientes con capacidad para hacerlo?
-
No más que cualquier otro, pero pienso que debe de ser así.
Calláronse,
varios minutos los dos en silencio. Amanecía y el sol brillaba con
fuerza, pero todavía a la lejanía del horizonte. La bola, que como
meditando flotaba a algunos kilómetros del observatorio en la misma
diagonal hacia el horizonte de la salida del sol, como gelatina
traslucida y en movimiento, producía unos efectos de belleza en la
pureza y colores producidos en ellas por los rayos de sol.
-Boris,
lo mismo, nos da, comunicar esta noticia hoy o mañana, vete a
desayunar y después a desayunar.
Se
sonrieron y se fue. Carmen, aun con todo, le miro algo extrañada,
pues, desde que se conocían, ya muchos años, fue una de las pocas
veces que había hecho algo que alguien le dijera.
Bajando
relajado hacia la salida de la sala central del observatorio vio
venir a lo lejos una fila de coches negros, con diferentes banderas
en las cuatro esquinas de ellos. Avanzaban despacio y lentamente
hacia allí. Se giró rápidamente y fue hacia la sala principal
donde estaba toda la información y Carmen. Boris no tenía
absolutamente ningún miedo a hacer aquello que considerase oportuno.
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