..de
la conversación con el espíritu..
Y
entonces le preguntaba
-
¿Pero dime tú donde se esconde el tiempo pasado?, ¿donde se
oculta aquellas impresiones y sentimientos de entonces?. ¿por qué
rendija entras en mis pensamientos con aquella canción?
El
sorprendido espíritu, se retiró unos milímetros de aquel hombre
maduro, que conservaba el pelo negro y brillante, propio de la
juventud. Se habían encontrado aquel día cualquiera y en aquel
sitio que no pertenencia a nadie.
– Yo
vivía dentro de aquel, y emergía con la música de aquellos
principios, pero ¡y yo que sé donde habitaba o donde me escondía¡,
más sabrás el, en su conciencia, por qué fue él quien se olvidó
de mi!, ¡yo malvivía escondido entre sus costillas , navegando al
rededor que que aspiración del aire que tomaba para vivir y una
parte de mi me la robaba y se la llevaba hacia su mente. Un pedazo
que no me devolvía. Pero yo sabía que no lo vivía y lo dejaba
escapar por boca, ¡tonto de él tanto que le había costado¡ sin
sentir ni vivir mi vida, tanto luchar estos buenos sentimientos..
Aquel
hombre mayor, caminaba un tanto nervioso por el pequeño claro de
aquel tupido bosque, mientras el espíritu con los codos apoyados en
los muslos y sujetándose, con los dedos en el mentón la cabeza, le
observada.
-
Alguna relación tendrá que haber, si vivo, aparezco y me llamas
dentro de vosotros.
-
Sí – con cara algo molesta y girándose algo violentamente- es una
conversación de tontos narrar lo evidente.
Ante
esto, el espíritu se levanto, con una corriente espiral, atrapando
el polvo del suelo, se alzó unos metros y agrandando todas las
partes de su inmaterial cuerpo le dijo
-
Ten cuidado cómo me hablas, tú todavía estas sujeto a los miseros
limites de tu forma material - los ojos se le tiñeron de rojo,
mientras la uñas de las manos le crecían amenazantes, pero al
momento se pasó y volvió al primer estado.
-
No, no, todavía mortal, hemos llegado los dos al punto de saber
donde se encuentra nuestra relación, es decir aquella persona que a
mi me atrae, sin mi ninguna posibilidad de huida y a ti, te surge sin
poder hacer nada por evitarlo.
-
Ayer apareció el mio.
-
¿Donde ,cuando, por qué?
Estuvieron
hablando y el humano contándole todas aquellas situaciones en las
que el espíritu de sus recuerdos había vuelto e invadido su
intimidad sin recibir la llamada de nadie ni ninguno.
-
No pretendía salir, es más no pensaba en volver al mundo en el cual
había ya salido. Soy la forma de suma de los recuerdos que
constituyen su persona, vivo alejado de mi cuerpo y disfruto de la
libertad, hasta el momento en el que aquella canción o aquel lugar,
me atrapa, me saca de entre las costillas y me lleva en la plenitud
hacia su consciencia, en la cual juega conmigo, se divierte, me
disfruta, me saborea, abusa de mi existencia, para después, como un
chicle ya mordido, me desprecia y me arrastra de nuevo hasta sus
costillas. Ansío por aquel que pierde su pasado y me deje volar en
mi libertad.
-
Pero espíritu – le dijo con calma a sabiendas de su facilidad para
el enfado - ¿qué me dices?, las personas aquí en el mundo material
te queremos y te ansiamos. Cuando yo siento que mi espíritu, que
debe de ser como tú me invade y mi mente vuelve a aquellos momentos
en los que la felicidad me invadía, te acaricio y beso.
-
¡No!, sois incapaces de mantenernos agarrados y cuidarnos unos
minutos, de inmediato cualquier elemento del vuestro mundo material,
nos empuja violentamente y nos saca a empujones de vuestra
conciencia.
-
Pero ¿qué hacemos?
-
Vivir con nosotros en vuestro pensamiento. No tratéis de olvidar las
sensaciones pasadas, no intentéis siempre y por todas, a ver como lo
llamáis, sí, sí, madurar, a eso llamáis el despedazar esos
momentos de felicidad que soy yo y que olvidáis, desplazáis y
castigáis a la cárcel del olvido.
Él
tenía que volver por donde había venido y el espíritu sabía que
su tiempo de descanso mientras el cuerpo en el que vivía dormía, se
había acabado, pues éste comenzaba a despertarse.
Giró
su cabeza ya entrando entre la poblada maleza del bosque, y mientras
se giraba y vio al espíritu mirándole con los ojos ya brillantes
dentro de la lejanía y de la oscuridad.
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