viernes, 21 de agosto de 2015

De la Reflexión y la Felicidad.



La Felicidad es un estado directo, sintético e intuitivo. Directo, pues no hay un razonamiento que te lleve a la conclusión  estás feliz, sintético,  pues es un estado globalizado imposible de dividirlo y deducirlo de sus primeros princios formadores y es intuivo, por necesidad, al ser directo y sintético.
A este supuesto estado de Felicidad se llega de dos maneras distintas y ambos dos caminos tienen una misma desviación en la que la felicidad tiembla en la profundidad del conocimiento.
El primer camino que conduce a la Felicidad es el referente a Divinidades. La continuidad de la vida y una total explicación cosmológica, en función de un Dios y con una certeza total por parte de, en su caso, el creyente, produce, sin duda, la felicidad.
El otro camino, más restringido e improbable, sería , aquel que pudiere, vivir felizmente,  al tener el dinero suficiente para  las maximas posibilidades de compra de objetos y  toda posible situación material.
Los unos han huido hacia delante y los otros han huido hacia atrás.
La máxima conciencia de la verdad, como máxima experiencia de felicidad, se busca y se encuentra en Dios, el primer camino. Ante la insatisccion explicativa, extática y primera, se huye, costruyendo o encontrando al Dios verdadero, yendo hacia adelante.
Si ante ésta  misma inquietud, se le suministra correctamente la vacuna del materialismo, en su caso también produce felicidad. Huye hacia detrás por negar lo evidente.
Y queda es tercer estado, que no huye y permanece en la actualidad en un estado alterado.
Aquí la felicidad cobra un color diferente.
Es la de aquellas personas que buscan una explicacion momentanea pero total sin recurrir a entidades exógenas, buscando la explicacion endógena, limitada y acotada, en el tiempo propio del momento.
Estas personas que se pregunten por los por qués del mundo humano circundante,  lo tiene complicado por la dinámica propia del acto de la felicidad.
Si este camino es comedido, satisfactorio y normalizado, los resultados serán óptimos , ahora bien, aqui los vientos y las tormentas sorprenden y pueden arrastras al pensador a cualquier estado de imposibilidad intelectuales y desasosiego anímico.
La reflexión la veo y entiendo como un camino correcto hacia la felicidad lleno de trampas que nos hemos puesto, como y también las dificultades estructurales el propio acto.

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