lunes, 31 de agosto de 2015

De la eternidad

La sensacion, concepto y ansiedad de eternidad actua de una manera pesada y pasional sobre nuestras personas.
A nuestra especie, con conciencia de si mismo, vivimos en el camino del miedo a la muesrte ansiando una continuidaad eterna. Tomamos totalmente la concepcion finitud de nuestra vida terrenal y tratamos de huir de ella.
Todos los pensamientos misticos y religiosos, proponen de una forma u otra, la continuidad a nuestra existencia como personas.
La historia de los seres humanos, puede ser construida entorno a la busqueda, de diferentes maneras e intensidad, de la vida trasmundana.
El aceptar la finitud de la vida es, a los hechos me remito, una situación poco, muy poco normal.
No he conocido ningún Ateo y materialista total, es decir, que no tenga nunca algún pensamiento sobre la posibilidad y deseo de alguna vida trasmundana.
La conclusión, una vez planteado la existencia del sentimiento, es reflejar las dificultades que debe de traer consecuentemente.
El disfrutar de cualquier momento puntual como irrepetible, finito y agotable no se da, mientras se sueñe con la continuidad. 
La concepcion de la vida como una finitud en la cual el tiempo total desaparece y en el que cada instante cobra máxima actualidad, lucha con la necesidad de buscar la utilidad para el futuro de las acciones pensando siempre en la continuidad del tiempo.
No, el tiempo como camino al futuro, desaparece cuando por su propia finitud se hace presente y se actualiza.
La accion correcta, ante  la verdad, si lo es, de estos planteamientos y principios, sería tener un carpe diem, un disfrute del momento claro y total.
Más vale esperar el final disfrutando inconscientemente, que malvivir pensando en él.
Es una posición complicada.
Por la carga cultural, es difícil  perder unos principios primeros en los que has sido educado, con el ejemplo y los comentarios.
Mentirán los dos, si el que cree en Dios y en la eternidad, con Él, nunca  haya dudado seriamente y también éste que decía  que no cree en nada, cuanto ha buscado en ocasiones un significado místico o religioso a todo el montantante. 
Mi razón me lleva a la necesidad, por definición y funcionamiento al ámbito terrenal y a la búsqueda de su máxima optimizado en el momento como único elemento real y temporal que tenemos, pero a mi alma y espíritu y a vuestra alma y espíritu la búsqueda del más allá,  siempre aparece.
Esto respecto a como actuar ante los hechos de la eternidad, pero,  y otro asunto,  ya será como tratamos con un concepto existente nunca visto ni vivido. 

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