domingo, 9 de agosto de 2015

Sesión con el psicólogo



Allí estaba el psicólogo sentado, mientras Andrés Garcia, tumbado en la butaca, otro jueves más, se sinceraba y para escuchar después la opinión, de estos asuntos, de una persona que sólo viera allí a un sujeto y no a Andrés
Digame, digame, que le pasó - comenzó el doctor.
Le diré - doctor - que a la par que la música invadía la habitación donde yo estaba, y entraba, sin mi permiso, entre mis pensamientos, comenzó a jugar con ellos, mezclándolos, impúnica e ilegalmente con mis sentimientos. Caí en la trampa, en el engaño del pensamiento inducido por la belleza de la canción o por quellas inclinaciones amorosas, existenciales o vitales que ella, la canción, me provocaba. No sabía si huir de aquel engañoso, falso, pero bonito y llevadero sueño o quitarme la manta de la cabeza, apagar la música  volver a la realidad, tangible, práctica, pero siempre más fea y más dura que aquel semisueño.
Perdido entre los dos impulsos, deambulo entre las sombras de mis pensamientos. La verdad inmutable, invariable, tomada desde la seguridad del orden y la razón y toda su traquilidad y paz propia, se derrumbó, cual suave y pequeña pared de madera, con la voz ronca y el Grunge de aquellos que tocaban. De viajar entre el nominaismo con Scoto o preguntarme por estado actual con Hobbes escuché aquella gitana y su rumbita que me llevaba hacia la tremenda cercanía de sus caderas y me alejaban de la gran pérdida que se tiene bailando con las ideas abstractas.
Pero, yo ya lo sabía, que era el sentimiento lo que más me intrigaba, revolucionaba, alejaba, y me hacia dudar de mis conclusiones.
La importancia de todo pensamiento se me reduce a la mitad cuando sentía al corazon, al menos  algo tocadito, escuchando aquella bella melodía de ese grupo de Pop de los 80.
!Cómo puede haber tanta distancia!
¿Donde se esconde el uno cuando está otro?
Y mi ambición de los porqués, no tiene límites y me lleva a un movimiento holocentrico sin salida, sin fin y sin motivo y circumbaleando el supuesto, sólo supuesto fin. Oigo aquella canción que me hace escapar del mundo de las imposibilidades hacia la realidad de aquel sueño.
La Filosofía, leyes, principios, conceptos, estructuras, sintesis, relaciones, axiomas, conclusiones, hipotesis continuo con ella, me buscan, las busco, las estudio y sigo con interés y conciencia, cuando, sin aviso y sin piedad, aquella canción me teletrasporta a aquellos años atras, mientras mi mente, siempre dentro del arrepentimiento, vuela lejos hasta que llega allí.
Es absolutamente indudable, y tonto quien así no lo crea, que la razón nos ayuda, pero que somos bastante más.
- ¿Qué opina doctor?
- Mañana mismo te vas a ir a los más amplios y grandes almacenes, donde se acumulen todas las vanalidades posibles, te vas a poner los cascos oyendo y bailando música, te tomarás unas cervezas con los amigos y llama a aquella mujer que tanto os gustais y acaba y deja de pensar en la cama de tu casa con ella al lado. Esto es una cura de choque, no se si funcionará, Andrés, pues aquellos que teneis la enfermedad de la dudas y ganas de saber, teneis mal tratamiento.
Salió pensativo y sin ninguna solución de la sesión, como siempre, ahora y también como siempre, algo más relajado.


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