lunes, 31 de agosto de 2015

..del asunto de escribir.


Mirad, pienso, creo y digo, que el lenguaje alcanza y tiene su plenitud con su correcta interpretación, o bien cuando es una conversación directa, o sino cuando aquel qué escribe desde la distancia puntualiza correctamente el tono de sus palabras.
Ayer releí, un pequeño texto que había escrito, ya hacía, unos días anteriores. Yo, tengo un conocimiento  defectuoso de mi persona, pero si total, en mis intenciones conscientes y sabía en que estado animico estaba en aquel ya dicho escrito.
Pues bien, tratándome de alejar lo máximo posible y buscando olvidarme de quién era el autor, no sé si por mi propia intención de cambiar de rasero, vi en aquel escrito, y en casi ninguno otro más, un pequeño y modesto pero real, tono profético, taxativo, adoctrinal. Mi intención no fue hablar con autordad desde la razón, sino con toda la verdad que me dictaba mi sentimiento hacia el contenido. Una verdad poco razonada, estructurada, pero muy sentida y creida que hacíase parecer, al texto, más cercano a la poesía que a la Filosofía, como un asunto doctrinal.
De ahí que me cuesta tanto opinar sobre aquel otro que escribe.
Recibí algún respetuso y cierto comentario crítico desde la distancia, que me hizo                 pensar en el cuidado que hay que tener a la hora de elegir la persona que afirma o el verbo que se utilice para dar vida, realidad  a tus pensamintos por el matiz que y entonces, la afirmación o descripción pueden tener.
En aquel escrito, sobre la masificación, encontre, a un autor, el que os escribe, con pasión, casi soñando, afirmando, prediciendo, anunciando, juzgando y hablando con la posesión de la creída verdad, cuando no es, nunca mi intención, pero por los adjetivos, formas, personas y verbos y sus tiempos, que utilices, darán un aspecto u otro al escrito.
Esta persona que comento mi escrito, me asignaba unas características que yo no creo que las tenga, pero al releer mi escrito, pensé que le había podido dar pie para que así me mirara y me  concibiera.
Según el día, lo que te haya pasado, en lo físico o en la psíquico, te ves con capacidad de anunciaros el Argamedon que se aproxima y deciros en que consiste el error o sólo ves y tienes ganas de expresar dudas y sentimiento. Bueno, todo sea, hay otros estados intermedios como sería el de este escrito.
Es complicado trasmitir tus ideas, si las consideras verdaderas, desde la modestia y dudabilidad.
La dimensión interpersonal del ser humano, es un asunto realmente coplicado, debido a la individualidad primera y formadora de la persona.
Es dificil, ¿me es dificil?, y da miedo, ¿me da miedo?, hacer afirmaciones taxativas sobre asuntos mundanos, trascendentales, materiales, metafísicos, a exponiendo, entonces, que tienes la capacidad para encontrar alguna verdad que otros no han llegado a ella.
Afirmar escribiendo es un hecho de valor.
En la conversacon que Andrés y Pedro  mantienen en el café, que hay debajo de la editorial, se entienden, se comprenden y se especifican y aclaran posturas, pues según sea la expresión del otro contertulio, avanzarás muchísimo en cuanto a intenciones, seguridad y alcance, digamos de sus palabras.
Pero !ahy!, cuando escribes, cuan fácil es caer en la mala interpretación del texto por una determinada concepcion del hombre, en mi caso (Alberto), que escribe.
Es fácil variar totalmente el sentido del contenido de un texto, pensando en las características y circunstancias propias del escritor.
Dicen que hay que pensar en el lector, pero yo siento miedo al hacer esto y pensar que puedo estar falseando mis ideas y contenidos.

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