Cuando hablamos de la variabilidad del tiempo sólo lo hacemos según sea la velocidad del móvil que lo sustenta. Este es Einstein y su teoría de la relatividad general.
En el mundo físico, sabemos de esa realidad que nosotros, jamás viviremos, ni tendremos ni sentiremos.
Sin embargo, en nuestra experiencia personal, el tiempo es constantemente variable en su apreciación, es totalmente relativo.
Esta situación, la disfrazan con asuntos como la apreciación, por subjetivismos personales y propios, sin ninguna variación real.
Y aquí empieza mi disconformidad pues estas variaciones las entiendo como elementos reales y formadores del tiempo y pensamiento en sí.
¿Por qué? , porque así cómo la velocidad del móvil altera al tiempo y no su apreciación sino a éste en sí, la velocidad del pensamiento altera al tiempo es si, y tras esto con esta variación es sentido.
Un número determinado de operaciones eléctricas mentales, con una media de actuación cercana a la velocidad de la luz, hará que el tiempo se dilate, y la cantidad de información que tramitar y sentir aumente. Esto, nos guste o no, es el tiempo.
Mientras si tu pensamiento y por consiguiente la conexión eléctrica de tu cerebro sea baja y ralentice la velocidad total del proceso, el tiempo transcurrirá más rápido pues la información entrará justita.
Y Olvidémonos del mismo movimiento exterior, pues aquí hay una variación real Y tácita del tiempo.
Y tras esto, seguimos esperando al autobús que no viene, las prisas aumentan y tus pensamientos se disparan y la total y delírica velocidad eléctrica se dispara a velocidades luz y el tiempo se dilata.
La espera es más larga, el tiempo se dilata, pero, no es una sensación no más, hay una variación real en el discurrir del tiempo.
Ampliándolo a la inversa se pro e el mismo proceso, pero al revés.
Sería variable el tiempo según fuera la información que pudiera procesar en espacio recorrido por un coche pasando por la parada del, ya cansino autobús que tanto espero.
Si mi capacidad de trasmitir y decodificar información fuera cercana a la velocidad de la luz, pudiérase que leyese El Quijote en el tiempo que un coche tarda en pasar a lo largo por la parada. Si tu pensamiento es lento, puede que apenas el color y marca.
El tiempo, su cabida y sensación , también se deben a la velocidad.
Pero esta conclusión hace más grande el asunto, pues postula una variación temporal y real en la vida personal del individuo según sean sus actividades y la velocidad mental que invierte en ellas.
El tiempo personal y único, vivido por algunas personas, puede ser mucho más grande que el vivido de forma personal y única por otra persona, en el mismo espacio-temporal genérico en el mundo físico circundante.
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