viernes, 1 de enero de 2016

EL CAFÉ. ATERRIZAJE FORZOSO



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- Pedro, ya te lo aseguro y garantizo, no somos más que el cúmulo de elementos espacio-temporales en los que estábamos circunstanciados, siendo estos los que nos formaron.
- !qué me hablas¡, amigo, tenemos unos principios propios y constitutivos de la persona que se desarrollan más o menos fuertes y aquí o allá. Pero !diantres¡, !dame la razón ya¡, no somos un producto únicamente casual – levantando ligeramente las palmas de la mano, le dijo Pedro.
- No, no, - comenzó a decir Andrés, siempre, en ciertos momentos de las conversaciones, un tanto alterado- imagínatelo y piénsalo de la manera correcta de razonar. Si sumas los tantos por cientos de participación de dos hermanos en los diferentes acciones de su madre con ellos y los relacionas, encontraras una norma explicativa de los asuntos comportamentales de cada uno de ellos.
- ¿me quieres decir que si desubicamos totalmente a las personas de cualquier circunstancias espacio-temporal carecemos de toda constituibidad?
- Sí
- Por tanto no hay que buscar pues no hay nada sobre lo que hacerlo.
- Sí.
- ¿Y qué nos queda?
- Construir.
Aquella día habían salido algo más pronto de la Editorial.
Era media tarde y las hojas volaban por la avenida. Cruzaron la calle corriendo, hasta caer directamente en su lugar preferido de la barra.
Venían de una reunión de los jefes de departamentos y sus ayudantes con los dueños.
Estos eran dos hermanos gemelos.
Distintos, esencialmente distintos.
Andrés y Pedro, menos tiempo en la empresa lo habían notado, disfrutado o sentido pero era un hecho sabido y hablado por los mas antiguos de la editorial, ésta gran diferencia.
Así empezó la discusión y la toma de posiciones.
Ya sea por una determinada combinación genética o unos efluvios espirituales, las personas no somos más que nosotros mismos desarrollados en las diferentes circunstancias que nos definen – decía Pedro, afirmándolo, como un hecho admitido y asumido por la mayoría.
- Ya sabes, Pedro, lo poquito o nada que me importan las mayorías en el camino de la búsqueda de las verdades. Tiene toda la lógica constructiva y toda la función explicativa el estudio porcentual de usos de tiempo para definir la esencia personal. Tú me sigues acusando de hacer filosofía – sin apenas cambiar la expresión Pedro puso cara de sorpresa.
- ¿Y qué es lo que eres, si no?, ¿acaso no disfrutas utilizar la razón para estudiar y resolver las situaciones a un nivel, siempre abstracto?
- No, no, en un aterrizaje forzoso el empirismo ha entrado en mi razón.
No era una frase conclusión, tenía la costumbre de hacerse alusiones personales para continuar la conversación
La conversación siguió, tras que Pedro le pregunto quien le había estropeado los motores de la razón para volar, a lo que Andrés le contestó que había cogido una pequeña barquita y desplegado las velas de la tranquilidad.
A la media hora se despidieron en la puerta del café.


Mañana se verían en el trabajo y unas palabras sobre los aviones y barquitas, iban a salir.

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