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-
Pedro, ya te lo aseguro y garantizo, no somos más que el cúmulo de
elementos espacio-temporales en los que estábamos circunstanciados,
siendo estos los que nos formaron.
-
!qué me hablas¡, amigo, tenemos unos principios propios y
constitutivos de la persona que se desarrollan más o menos fuertes y
aquí o allá. Pero !diantres¡, !dame la razón ya¡, no somos un
producto únicamente casual – levantando ligeramente las palmas de
la mano, le dijo Pedro.
-
No, no, - comenzó a decir Andrés, siempre, en ciertos momentos de
las conversaciones, un tanto alterado- imagínatelo y piénsalo de la
manera correcta de razonar. Si sumas los tantos por cientos de
participación de dos hermanos en los diferentes acciones de su madre
con ellos y los relacionas, encontraras una norma explicativa de los
asuntos comportamentales de cada uno de ellos.
-
¿me quieres decir que si desubicamos totalmente a las personas de
cualquier circunstancias espacio-temporal carecemos de toda
constituibidad?
-
Sí
-
Por tanto no hay que buscar pues no hay nada sobre lo que hacerlo.
-
Sí.
-
¿Y qué nos queda?
-
Construir.
Aquella
día habían salido algo más pronto de la Editorial.
Era
media tarde y las hojas volaban por la avenida. Cruzaron la calle
corriendo, hasta caer directamente en su lugar preferido de la barra.
Venían
de una reunión de los jefes de departamentos y sus ayudantes con los
dueños.
Estos
eran dos hermanos gemelos.
Distintos,
esencialmente distintos.
Andrés
y Pedro, menos tiempo en la empresa lo habían notado, disfrutado o
sentido pero era un hecho sabido y hablado por los mas antiguos de la
editorial, ésta gran diferencia.
Así
empezó la discusión y la toma de posiciones.
Ya
sea por una determinada combinación genética o unos efluvios
espirituales, las personas no somos más que nosotros mismos
desarrollados en las diferentes circunstancias que nos definen –
decía Pedro, afirmándolo, como un hecho admitido y asumido por la
mayoría.
-
Ya sabes, Pedro, lo poquito o nada que me importan las mayorías en
el camino de la búsqueda de las verdades. Tiene toda la lógica
constructiva y toda la función explicativa el estudio porcentual de
usos de tiempo para definir la esencia personal. Tú me sigues
acusando de hacer filosofía – sin apenas cambiar la expresión
Pedro puso cara de sorpresa.
-
¿Y qué es lo que eres, si no?, ¿acaso no disfrutas utilizar la
razón para estudiar y resolver las situaciones a un nivel, siempre
abstracto?
-
No, no, en un aterrizaje forzoso el empirismo ha entrado en mi razón.
No
era una frase conclusión, tenía la costumbre de hacerse alusiones
personales para continuar la conversación
La
conversación siguió, tras que Pedro le pregunto quien le había
estropeado los motores de la razón para volar, a lo que Andrés le
contestó que había cogido una pequeña barquita y desplegado las
velas de la tranquilidad.
A
la media hora se despidieron en la puerta del café.
Mañana
se verían en el trabajo y unas palabras sobre los aviones y
barquitas, iban a salir.
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