jueves, 7 de enero de 2016

LA COMUNICACIÓN (Cap. 17)




Debido a la utilización de la elección de los sueños inducidos, del manejo total del sistema informático, su carácter introvertido, reservado, reflexivo y el uso completo de todas las instalaciones del observatorio, conseguían que Boris mantuviera su estado mental en un estado equilibrado.
Seguía investigando los modos y maneras, tanto de conseguir la trasformación del CO2 en Oxigeno, así como la forma de realizar el aprendizaje y utilización al mundo sin alma en que se había convertido la tierra.
Aquella mañana los visitantes le dieron otro mensaje.
- Boris, dentro de tres horas, va a entrar en contacto contigo, Carolina, mujer de tu especie en tus mismas situaciones para coordinar una serie de instrucciones que quiero que hagáis al unísono.
Ahí terminó el mensaje.
Quieto, parado e inmutable permaneció Boris durante mucho tiempo.
Había perdido la esperanza de mantener, alguna vez, una conversación con alguna persona propietaria de la verdad.
275 años sin hablar con nadie en primera persona y en la realidad física.
Como el techo caído a su cabeza, el paso del tiempo y los años de soledad se le amontonaron sobre su consciencia.
La falta de sensación de realidad ante esta noticia, hacía que su asimilación de la noticia fuera lenta.
¿Seré capaz de mantener una conversación?, ¿me entenderá?, ¿me aclararé?.
Preguntándose estados similares, comenzó a ser consciente de la nueva situación.
El nerviosismo iba aumentando y subiendo por minutos y segundos.
Claramente, en estas condiciones, no tendría ninguna oportunidad ni posibilidad de contarle su plan para salvar la tierra y a la raza humana, además su descordinación de sus intenciones era máxima ante la situación de no saber hasta que punto sería real la experiencia o un puro elemento experimental de los visitantes.
Decidió sentarse en la ventana y observar los pequeñas fluctuaciones que la burbuja primera realizaba y olvidarse de todo hasta el momento en sí. Sabía y era consciente que hasta la estancia en el momento, ningún acto ni acción serían correctos. Las burbujas eran bonitas, rítmicas, armónicas, acompasadas, limpias, hasta que la voz de los visitantes le hablaron.
Boris, habiendo olvidado por su alto grado de relax autoimpuesto y aprendido, el motivo, oyó como le hablaban los visitantes y tal y como hacía normalmente, apenas giró la cabeza, dispuesto a contestar. Pero hoy la cosa era diferente.
- Boris, ves a la sala central de proyecciones.
- Sí.
Camino de ella, se paró y volvió a la actualidad y su emoción se triplicó cuando fue consciente que iba, ademas, a la sala donde estaba la gran pantalla.
Entró, en silencio, despacio y con la sala sin las luces.
Tanto el aparato transmisor, como las luces de la sala, se activaron sin que Boris interviniera.
Sentado estaba allí cuando la imagen de Carolina apareció en la pantalla y ,unos ojos conscientes de la realidad, aparecieron con ella.
- Boris
El vértigo le invadió, dejó de sentir sus piernas y pensó que no podría pronunciar ni una sola palabra, lo intentó.
- Carolina
Los ojos de ella también realizaron un recorrido extraño en el momento que Boris pronunció su nombre.
Era joven, la habían mantenido, también, en la edad en la que les invadieron. Tenía cinco años menos que Boris, pero en sus ojos había y estaba la misma historia.
Boris, supuso, que debían de tener unas características similares para que ellos dos fueran los elegidos. Continuó.
- El pueblo de Akineton quiere que realicemos la agrupación de los seres humanos en una sola burbuja de respiración.
¿Cómo sabría su nombre?, ¿se lo dieron?
Los labios de ella temblaban.
- Necesitan unos dirigentes que organicen el trasporte, con la idea de no hacer ni producir ningún cambio en la concienciación y el estado mental. Para ello necesitan la coordinación de los vigilantes, es decir tú, yo y los otros ocho.
Diez, somos diez. La sonrisa y esperanza, siempre por dentro de su boca, surgió.
- ¿Qué hemos de hacer?, Carolina.
- No lo sé todavía. Dentro de dos meses nos reunirán en persona.
Permaneciéronse mirándose con autentica insistencia y fijación.
- Nos dirán entonces las instrucciones.
En sus ojos vio el valor y la rebeldía.
Sin previo aviso, la comunicación se cortó, las luces de la sala se iluminaron.
Boris permaneció allí sentado, mirando a la pantalla vacía.
Debía trasmitir sus planes y avances.
Tenía que luchar pues sus posibilidades se habían disparado, tanto por la existencia de más personas libres, como el movimiento próximo de contacto.
La locura de la salvación empezaba a cobrar mayor realidad si más mentes liberadas pudieran trabajar juntas, coordinando los planes y acciones.
El paso del tiempo había dejado de tener sentido durante más de 250 años, pero desde hacía unos minutos, cada segundo de menos en esos dos meses se le estaban haciendo ya muy largos.

Había dejado de vivir siguiendo el camino del sol y las estrellas, pero aquella noche, observando el cielo, decidió irse a dormir cuando oscureciera.

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