miércoles, 6 de enero de 2016

...y de la música que me sitúa...



Y disfrutaba discutiéndome cuanto había de cercanía o distancia entre mi cuerpo y mi alma, cual de las dos era una entidad existente, en qué sitio encontraría el campo de acción, donde está la dificultad de solución y existencia de ambos, y entonces y en medio de estos pensamientos, aquella música entró por la puerta de mi cuarto e impactó directamente sobre lo que meditaba y elevó mis cejas mientras abría los ojos.
Y mis pensamientos cambiaron, forma, color y tono.
Llevaba horas navegando entre la unión de mi cuerpo y mi alma, pensando la posibilidad de la independencia de ésta y sus posibilidades de desarrollo, cuando y en aquel momento, sentí como unas determinadas longitudes de onda y unos ritmos de emisión, esto es , algo muy físico, conseguían, elevar a mi alma al mundo de los sentimientos.
Trato de llevar a un elemento de la dualidad al lado opuesto del otro. Sólo así tiene sentido la existencia, la posible existencia de ellos. No hay puesto ni paso intermedio.
La toma de una u otra decisión, si lo piensas y lo trabajas, claro, trae unas consecuencias tremendamente importantes.
Imaginar y saber que la vida será una construcción propia e individual, desarrollando aquello que será sólo y únicamente sólo tuyo, es decir tu espíritu o pensar y saber que tu entidad es la consecuencia de unas circunstancias temporales y puntuales que te definen, describen y forman.
Son dos principios con unos finales absolutamente opuestos.
Entonces cuando estaba en el punto más álgido de la reflexión, cuando estaba apunto de convencerme de la posibilidad de imponer tu espíritu y mente a la realidad circundante por su diferente naturaleza, apareció esa música y con una caída absolutamente suicidad, volví, sin mi intención a la belleza de aquella inolvidable canción, pura y dura, acción física provocadora de sentimientos..
Es un tema que me inquieta, pero veo tan improductiva y difícil o imposible de cualificar y justificar la interacción directa de las dos dimensiones, es decir la existencia de un mundo material y espiritual coexistentes que me pierdo en las dudas.
¿Cómo las conexiones neuronales pueden hacerme sentir envidia?
¿Cómo existe o que forma material puede tener la fuerza de voluntad?
Es un problema, básicamente olvidadizo y que nadie reflexión.
Es una temática no vista ni contemplada.
Sin una visión religiosa, a nadie ya le importa saber cual será la relación existente entre nuestros cuerpo y sentimientos, que no son sensaciones.
El frio, no es lo mismo que el odio, ni el calor que la envidia.
Entiendo, pienso y calibro que es y sería un gran y largo tema de discusión para evaluar, conocer y comprender al ser humano.
Pero no, esta reflexión en más de un 90% de los sitios será considerada, una extravagancia, locura o reflexión propia de los tontos.
Entiendo cómo se podría razonar sobre el asunto y aun no encontrando el fin, el propio ejercicio de la reflexión en esta temática, nos acercaría a su punto de solución, aun no llegando y el propio acto y acción de la búsqueda de esta verdad, es es camino de realización para las personas, aunque algunos les cuesta tanto ver y reconocer este asunto.
La música me llevo a creer lo que no era o me cogió y me saco de allí donde no pintaba nada.


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